jueves, 24 de diciembre de 2015

CAPITULO ESPECIAL 1




Roma, Italia – Mayo de 2028


El sol entraba a través de los enormes ventanales de la habitación iluminándola casi por completo, ella despertó y parpadeó un par de veces para ajustar sus ojos a la luz, se dio media vuelta y solo encontró a su lado un espacio vacío, ya había pasado casi un mes en el cual despertaba y lo único que encontraba era la ausencia de su marido.


Dejó salir un suspiro y cerró de nuevo los ojos, recordando en lo que se había convertido su vida, la verdad nunca pensó que podía ser tan feliz, tenía una familia maravillosa, su profesión, sus hijos, su hogar.


Un toque en la puerta la hizo volver de sus cavilaciones, dejó escapar un suspiro y se acomodó quedando sentada en la cama mientras se arreglaba un poco el cabello.


—Adelante —dijo frotándose los ojos para terminar de despertar y sonrió al ver a Dalia.


—Buenos días Paula, te traigo el desayuno y también la prensa —pronunció la mujer al tiempo que colocaba la bandeja con cuidado en el lado vacío de la gran cama.


—Gracias Dalia, ¿cómo marcha todo? —preguntó tomando el diario que seguramente traía noticias de Pedro.


—Perfecto, todo está listo para recibir a Pedro —respondió con una sonrisa.


—Excelente, ¿los niños ya despertaron? —inquirió de nuevo.


—Aún no, pero seguro Daphne no debe tardar —contestó la mujer, esbozando una sonrisa al recordar las travesuras de la niña.


—Seguro —agregó Paula con una sonrisa, entendiendo el gesto de la empleada.


Después de eso salió para continuar con sus labores.


Paula tomó la taza con la ensalada de frutas y comenzó a leer mientras desayunaba, acostumbraba a hacerlo con los niños pero seguramente ellos deseaban dormir hasta más tarde, aprovechando que era fin de semana.


En la sección de espectáculos, la nota principal era el rotundo éxito de la pieza de teatro que protagonizaba Pedro


Los críticos se desvivían en elogios para con su trabajo, tal como mencionó una vez, al parecer los críticos solo esperaban que hubiera ganado un Oscar para tomarlo en serio.


Sus ojos se deslizaron a la fotografía junto a la nota, era de la rueda de prensa antes de la función, él se veía feliz y guapo como siempre, había otra que lo mostraba sobre el escenario durante la actuación. Una sonrisa rebosante de orgullo se dibujó en sus labios mientras su dedo índice acariciaba la imagen, sin poder evitarlo se llenó de nostalgia dejando escapar un suspiro y cerró los ojos de nuevo.


—¡Mamá, buenos días!


Mencionó Daphne entrado a la habitación, corriendo hacia ella. Su cabello castaño lucía desordenado como siempre y sus hermosos ojos grises destellaban llenos de vida, intentó subir con rapidez a la gran cama de sus padres.


Paula la conocía tan bien que apenas la vio entrar, tomó la bandeja y la trasladó al otro lado para mantenerla estable o la energía que desbordaba su hija terminaría volcando el desayuno, se volvió entregándole la mejor de sus sonrisas.


—¡Buenos días princesa! —saludó abriendo sus brazos para recibirla y le dio un beso en la mejilla.


—Hoy es el día, ¿verdad? —preguntó Daphne con una sonrisa que llegaba a su mirada, sacando hermosos reflejos a sus ojos, que no eran tan azules como los de Pedro pero sin duda eran hermosos.


—Sí amor, hoy es el día. Tu papá llega en la tarde, tenemos que dejar todo listo para ir a recibirlo —respondió con una sonrisa que también creaba matices en su mirada.


La sonrisa de Daphne se hizo más efusiva mientras compartía una mirada cómplice con Paula, estaba muy emocionada por ver a su padre de nuevo y ver todos los regalos que le había prometido. Se quedó en la cama junto a su mamá y tomó el desayuno con ella mientras escuchaba la melodiosa voz que leía llena de orgullo los elogios que le hacían a su padre, le gustaba esos momentos que compartía con su escritora favorita y la mejor madre del mundo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario