martes, 15 de septiembre de 2015
EPILOGO 5
La toscana, Italia – junio 2023.
Paula se deleitaba con la imagen de su apuesto esposo que se observaba en el espejo, comprobando el nudo de la corbata que le había hecho. Se sentía rebosante de orgullo ante todo lo que ambos habían alcanzado hasta ese momento, su vida como esposos era un sueño, aunque nunca faltaban las discusiones por cualquier tontería, puesto que ambos mantenían su esencia y ese carácter que los hacía chocar de vez en cuando, el amor era mucho más poderoso, haciendo que vencieran cualquier obstáculo.
Estaban por cumplir diez años de casados y catorce de haberse conocido, desde ese día en que sus mundos cambiaron por completo. Ella dejó libre un suspiro recordando aquel instante y eso atrapó la atención de su esposo que se volvió a mirarla, Paula le dedicó una sonrisa y se acercó hasta él.
—Eres el hombre de cuarenta años más apuesto y sensual que he visto en mi vida —susurró contra los labios de Pedro.
—Me estás sumando meses Paula —indicó elevando una ceja y al ver la picardía en la mirada de su esposa, la apretó contra su cuerpo—. Puedo tener ochenta, pero tú siempre me harás sentir de veintiséis —acotó sonriendo y llevó sus manos al perfecto trasero de Paula que seguía enloqueciéndolo.
—Señor Alfonso, quite las manos de allí que tenemos un vino que presentar —le advirtió, pero no pudo evitar morderse el labio cuando vio el azul hacerse más oscuro.
—Y yo puedo dar fe que es el mejor vino que el probado en mi vida —susurró él besándole el cuello.
Recordando cuando la noche anterior, había tomado una de las cien botellas que habían sido trasladadas hasta la villa para el lanzamiento del vino y él quiso catarlo, pero de una manera muy especial. Preparó la tina e invitó a su esposa a acompañarlo, derramó el vino en esos preciosos senos y esperó que la copa que había colocado debajo de uno se llenara, mezclado con la esencia de Paula era el mejor vino que hubiera probado en su vida, uno que solo probaría él para su suerte.
Pero ella no se quedó atrás, también derramó el exquisito licor rubí sobre el cuerpo de Pedro, dejando que sus labios y lenguas lo recogiesen directamente de la piel bronceada de su esposo, encontraba un sabor mucho más delicioso y excitante, el juego los llevó a beber varias botellas de vino.
Terminaron haciendo el amor con esa pasión que los años no habían menguado, entregándose por completo, dando y exigiendo todo en cada encuentro.
La mirada de Paula también se oscureció ante el recuerdo de ese erótico momento, se acercó a él para darle un beso apasionado y antes de que pudieran dejarse llevar por sus deseos y llegar tarde a la presentación de su primera gran reserva, un golpe en la puerta los hizo detenerse, dejaron libre un suspiro y compartiendo una sonrisa que hacía cientos de promesas, se separaron.
—Adelante —mencionó Paula a quien llamaba.
—Paula, perdón que los moleste, pero Olivia despertó y pregunta por ti, ya le di su biberón.
Mencionó Dalia, una de las señoras que ayudaba a Paula con la casa y con los niños, teniendo ya cuatro, debió requerir a ayuda, porque no le alcanzaba el tiempo entre ellos y escribir; aunque igual disfrutaba mucho de su rol de madre.
Su hermosa niña de ojos ámbar, había sido una sorpresa para todos, siete meses después del nacimiento de Gabriel se enteró que estaba embarazada de nuevo, había cambiado de método preventivo para poder alimentar a su hijo sin problemas, y pensaba que estaba segura, por eso no tomó otro cuidado.
Sin embargo, cuando sus sospechas fueron confirmadas, se sintió embargada por esa inmensa felicidad, ésa que traer una nueva vida al mundo brinda. Tomó a su princesa en brazos y la arrulló contra su pecho, secándole con besos las delgadas lágrimas que bajaban por sus mejillas, sintió a
Pedro acariciar la cabeza de su hija y besarla.
Compartieron unos minutos más con ella hasta dejarla dormida de nuevo, aunque deseaban tener a toda su familia presente, ella estaba muy pequeña para asistir al evento.
Sus familiares habían viajado hasta la villa para acompañarlos, también muchos de sus amigos y la prensa que cubriría el lanzamiento del vino, todos estaban allí para respaldar el éxito de vino, muchos de ellos ya habían tenido muestras del mismo y podía casi asegurar que era elixir de dioses.
Paula y Pedro se habían alejado un poco de los medios, sin embargo, ambos seguían trabajando cada uno en sus profesiones, aunque no a tiempo completo, pues su mayor prioridad era su familia.
El viñedo no comenzó a funcionar bajo sus apellidos, sino dos años después, cuando lograron obtener todos los permisos y a las personas expertas en cada área, ellos deseaban un ofrecer un producto de calidad así que buscaron solo a los mejores.
Ya llevaban ocho años produciendo vinos con el sello del matrimonio Alfonso –Chaves, había sido todo un éxito desde su lanzamiento y esperaban que cada día ganaran mayor renombre, sobre todo con la presentación de esa reserva especial a la cual le habían dedicado, tiempo, esfuerzo, dinero y sobre todo mucha pasión, pues estaba muy ligada a los dos.
Pedro dio inicio al discurso, hablando de su pasión por los vinos y cómo su esposa había mostrado el mismo interés por ellos, desde que se cocieron, éstos habían estado presentes desde el inicio de su relación y en honor a la misma, presentaban ese que había sido añejado por casi diez años.— Es un placer para nosotros presentarles “Rendición” nuestra primera reserva especial — mencionó Pedro con orgullo.
Mostró la elegante botella negra que contenía un exquisito Chianti, del color del rubí, con todos esos elementos que los identificaban, como lo eran las fresas y el chocolate, todo combinado en un solo cuerpo, que al igual que sus hijos, le daban forma y figura al amor.
Al día siguiente cuando ya todo el revuelo de la presentación había terminado, los esposos le dedicaron el día completo a sus hijos, admirando el paisaje que los rodeaba, sintiendo la brisa y el dulce aroma de la naturaleza, vid, olivos, girasoles.
Cada una estaba estrechamente ligada a ellos, a lo que eran y lo que sentían, sus hijos se habían alejado para jugar y ellos se encontraban tendidos en una manta de cuadro, como aquel primer día que se entregaron.
—¿Paula, estás dormida? —preguntó él, acostándose de lado.
—No, solo tenía los ojos cerrados y recordaba… —contestó adoptado la misma posición de él.
—¿Si?—preguntó intrigado y se acercó más a ella—. Cuéntame qué recordabas —pidió con una sonrisa.
—Recordaba la primera vez que nos encontramos en el río y tú me apretaste con fuerza entre tusbrazos… —decía mirándolo y él asintió dándole a entender que sabía lo que hablaba—. Recordaba lo que me dijiste en ese entonces… “Piense en los hermosos hijos que no tendrá si hace algo como eso” —citó sus palabras dejando ver una hermosa sonrisa y le acarició el rostro—Me alegra muchísimo no haberte pegado en ese momento —acotó riendo.
—Muy graciosa señora Alfonso —mencionó tumbándola de espalda y la cubrió con su cuerpo.
—Gracias por haberme dado cuatro hermosos hijos señor Alfonso —susurró ahogándose en el azul zafiro de sus ojos.
—Gracias a ti por tenerlos conmigo Paula —esbozó sintiendo el pecho lleno de orgullo y emoción.
—Te amo… —susurró ella, acariciándole el cabello.
—Te amo —expresó él y se acercó para besarla.
Se fundieron en un beso que los elevó, pero que no tuvo la necesidad de crear un mundo aparte porque ya el suyo era perfecto, era todo lo que habían deseado y más. Ellos eran uno la vida del otro y el mundo del otro, ambos habían logrado salir adelante a pesar de todas las adversidades contra las cuales tuvieron que luchar. Juntos, siempre juntos, su amor es de esos hechos para sembrar más amor.
La vida les había premiado con aquello que siempre soñaron, cuando se pone la vida en las manos de otra persona, se lucha porque eso sea para siempre, se trabaja día a día por hacer que el sentimiento crezca, que dé frutos, que jamás se permita dudar.
Eso fue lo que encontraron Paula y Pedro, ellos construyeron su propio mundo en ese lugar, un mundo libre y hermoso, como ése que solo puede nacer del amor, ellos hicieron que un amor de verano, se convirtiera en un amor para toda la vida.
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Amé esta historia intensamente. Estoy segura que voy a volver a leer esta adaptación. Me fascinó!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarHermoso final! me encantó leer esta novela, y no pude evitar leer estos capítulos con nostalgia de saber que ya era el final y que mañana no habría más! Que lindo como a medida que leía se cerraban las otras historias que acompañaron a estos personajes (cosa que no siempre pasa y quedan colgando) Gracias Carme por adaptarla! Valoro tu trabajo y tu tiempo!
ResponderEliminarQue lindo, me encanta!!
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