miércoles, 12 de agosto de 2015

CAPITULO 108




Ignacio se quedó de pie frente a Paula sin siquiera animarse a tomar asiento a su lado, sentía que las palabras se le había acumulado todas en la garganta y no sabía cómo dejarlas libre, lo estaban ahogando, así como el dolor en el pecho por verla a ella tan lejana, silenciosa, como si entre los dos no hubiese nada que salvar. De pronto la vio tenderle la mano y dedicarle una sonrisa amable mientras lo miraba a los ojos para hacerlo sentir confiado, él no dudó en recibirla y tomarla en un suave apretón que le demostraba al mismo tiempo a ella cuánto le urgía tocarla, sentirla suya.


—Siéntate junto a mí por favor —le pidió Paula en un susurro, acariciándole los nudillos.


—Quiero que sepas que lo siento, de verdad Paula, yo… me porté como un imbécil, debí darte la oportunidad de hablar, de explicarte… pero me sentía tan dolido. No tengo derecho de reprocharte por tu pasado, en primer lugar porque no conozco nada de éste, bueno solo lo poco que ha sido público, pero sé que siempre has intentando mantenerlo al margen para no crear conflictos entre los dos, créeme valoro muchísimo tu iniciativa, comprendo que deseas evitar que me sienta incómodo trayendo a acotación tus relaciones pasadas… pero a veces… necesito que me hables, necesito saber que las cosas que fueron ya fueron, que es pasado y nada de eso vendrá a atormentarnos, que tú las has superado así como yo superé mi pasado con Olga y por ello no me pesa hablar de lo que fue mi vida a su lado… ¿Podrías hacerlo? ¿Podrías hablarme de ese hombre y asegurarme que ya no sientes nada por él? —preguntó y la urgencia en su voz era casi palpable, así como la tormenta en su mirada hazel.


“Estimados pasajeros, American Airlines anuncia su vuelo con destino a la ciudad de Los Ángeles, por favor sírvanse abordar por la puerta número siete”.


La voz incorpórea de la operadora llenó el lugar ahogando las palabras de Paula, aunque no había esbozado nada, su voz solo fue un leve murmullo que intentó desesperadamente negarse a darle una respuesta a Ignacio en ese instante. No podía hacerlo hasta que no viera de nuevo a Pedro, tenía que comprobar teniéndolo en frente que ya no sentía nada por él, mientras tuviera ese lío en su
cabeza todo se le hacía demasiado confuso, así que no podía darle una respuesta porque descubriría que mentía en el mismo instante que la negación saliese de sus labios, era pésima para mentir, sobre todo con él que parecía conocerla incluso mejor que ella, se sintió aterrada al ver que el mensaje había concluido y que Ignacio seguía esperando una respuesta, no podía huir alegando que debía abordar pues esa solo era la primera llamada, cerró los ojos un instante y tomó aire.


—Necesito que me des un poco de tiempo, ya sé que fui yo la que insistí para hablar contigo y explicarte, pero justo en éste momento no tengo cabeza para ésta conversación Ignacio. Sin embargo, deseo que quedemos bien, yo estaré de regreso en unos días y te prometo que después de eso
hablaremos y te contaré… —se detuvo sintiendo sus piernas temblar y un hueco formarse en su estómago.


¿Cómo le diría a Ignacio que el hombre que aún la perturba y del cual se sentía todavía enamorada será probablemente quien interpretaría a Franco Donatti? ¿Cómo haría para hacerle saber que existía la posibilidad de irse con él por seis meses a Italia y que pasarían días y noches en el mismo lugar donde tiempo atrás se entregaron sin medidas a un placer tan extraordinario y al amor?


Se cuestionó en pensamientos y estaba a punto de gritar llena de frustración cuando una vez más la operadora le pedía a los pasajeros que abordasen el vuelo por la puerta siete. Algo en su semblante tal vez le hizo saber a Ignacio que no era conveniente seguir presionándola, lo vio ponerse de pie y extenderle la mano para ayudarla a levantarse, después de eso la amarró en un abrazo.


—Tranquila, no tienes que hacerlo si no deseas, tu pasado es solo tuyo Paula, pero debes ser consciente que tu presente también es mío, que quiero que sea mío… anhelo ser quien esté a tu lado, y que deseo ser solo yo, no quiero compartirlo con nadie más, porque tú no tendrás que hacerlo, sabes que soy solo tuyo, por favor no lo olvides —le susurró al oído conteniendo las lágrimas que anegaban sus ojos—. Ahora vamos, se te hace tarde para abordar, te acompaño hasta la puerta de embarque —dijo aún sin mirarla a los ojos.


Paula asintió en silencio tomando su bolso de mano y su cartera, mientras él le acomodaba la chaqueta y le daba un suave beso en la mejilla para después hundir su rostro en la cabellera y aspirar su perfume, sintiendo cómo su corazón se encogía lleno de dolor dentro de su pecho, algo le decía
que ella se le escurría entre los dedos.


—Gracias — esbozó ella con la voz más grave de lo habitual. Las lágrimas se acumulaban en su garganta, podía sentir las dudas y la pena que embargaban a Ignacio en cada uno de sus gestos.


Caminaron hasta el pasillo que llevaba a la puerta de embarque encontrándose a Diana y Jaqueline que ya los esperaban, la menor de las Chaves le dedicó una sonrisa amable a la pareja, y se acercó hasta ellos para saludar a su cuñado.


—Hola Ignacio—dijo abrazándolo.


—Hola Di, ¿cómo estás? — expuso más formal que la chica.


—Bien gracias ¿y tú, nos acompañas a L.A? —inquirió con interés, mientras sonreía esperando que su respuesta fuera afirmativa.


Paula se tensó un poco ante la sola mención de tener a Ignacio en Los Angeles, ya suficiente tenía con la presencia de Pedro como para también sumarle la de su actual pareja, sería un verdadero desastre y la premonición de Jaqueline de terminar en un psiquiátrico seguramente se haría realidad, miró a su hermana haciéndole un gesto con disimulo para que cortara la conversación.


—No, lamentablemente esta vez no podré acompañarlas, pero me hubiera gustado, tengo algunos asuntos que atender aquí que me impiden ausentarme, espero que disfruten su estadía y que logren encontrar a los actores perfectos para Rendición —contestó con amabilidad mirando a Diana y después a Paula.


—Es una verdadera lástima, pero en otra ocasión será, bueno Jackie y yo nos vamos adelantando para que ustedes puedan despedirse, nos vemos —esbozó dándole otro abrazo y se marchó en compañía de la rubia que simulaba estar hablando por su móvil, quizás para hacerle el momento
menos incómodo a la pareja.


Él vio que solo esperaban por su novia y aunque no deseaba dejarla ir no podía retenerla, la miró a los ojos cerca de un minuto como buscando algo en éstos, después le dio un abrazo y se separó para que ella entrara al lugar. Antes que Paula diera un par de pasos la detuvo amarrándola en un abrazo nuevamente, sin previo aviso se apoderó de esa hermosa boca que lo enloquecía. El beso estaba cargado de urgencia, de desesperación, tomándole el rostro entre las manos para no dejarla ir, deseando quedarse así por siempre.


Ella sintió cada una de las emociones que atormentaban a Ignacio y no pudo negarle ese beso, quería consolarlo, hacerlo sentir seguro. Sus labios se abrieron para él y lo dejó que la besara con total libertad, al tiempo que intentó acariciarle la lengua con la suya y devolverle tanto como podía del beso, obligándose a hacerlo con la misma devoción, él merecía que ella lo tratara igual.


—Te estaré esperando —expresó al fin mostrando su respiración agitada, la soltó para que avanzara mientras sus ojos la seguían.


Sentía cómo el suelo bajos sus pies parecía temblar y el espacio se hacía cada vez más pequeño, algo dentro de su pecho le gritaba que la estaba perdiendo, que sin importar lo que hiciera Paula se alejaba de él, quiso amarrarla y no dejarla ir, pero ya era muy tarde, las puertas de cristal se
cerraban tras ella y los trabajadores de la aerolínea movían sus manos indicándole al operador que estaban listos para partir, ella se volvió a mirarlo una vez más y Ignacio vio claramente que estaba llorando, eso hizo que se sintiera aún peor.


La perdió de vista, pero todavía así permaneció allí varios minutos, hasta que escuchó cómo la aeronave entraba a pista, caminó con rapidez y se ubicó en el balcón que ocupaban los familiares para despedirse. Estaba seguro que ella iría en la ventanilla, cuando al fin dio con la que ocupaba
hizo señas para captar su atención y le dedicó una sonrisa para reconfortarla, comenzó un ademán con su mano a modo de despedida.


Paula se sentía devastada, pero aun así reunió el valor para mirar a través de la ventanilla y regalarle una sonrisa a Ignacio al tiempo que emulaba su gesto. Cuando el avión comenzó a ir más rápido ella se dejó caer hacia atrás y cerró los ojos para contener las lágrimas, esperó a que apagaran la señal de mantener los cinturones puestos, luego escapó hasta el baño y se desahogó allí con absoluta libertad.


Luces doradas y naranjas envolvían al avión cuando entró al espacio aéreo de la ciudad de las estrellas, después de cuatro horas y media de viaje, en ese punto del país la tarde ya caía, a lo lejos el inmenso letrero de Hollywood se podía apreciar incluso desde esa altura mientras la voz incorpórea de la aeromoza anunciaba la bienvenida al aeropuerto de LAX. Paula aún se sentía en medio de un sueño, después de pasar cerca de media hora en el baño y desahogarse un poco, salió y se tomó unas pastillas para intentar dormir, pero no lo consiguió, aunque el medicamento sí la había dejado un poco aletargada.


Veía sin mirar a través de la ventanilla a su lado la larga fila de aviones de diferentes aerolíneas sin prestarles mucha atención, lo único que deseaba era llegar al hotel y descansar, olvidarse por un momento de todo lo que sentía y la estaba torturando sin piedad. Suspiró sintiéndose cansada, estaba por cerrar la ventanilla cuando el estado de adormecimiento le pasó de golpe apenas vio un avión de
Alitalia que aparentemente acababa de arribar también a la terminal internacional. Todo su cuerpo se tensó y después se convirtió en una masa trémula al ser consciente en ese preciso instante que ya no tenía escapatoria, su corazón le gritó que él estaba allí, Pedro se encontraba a metros de ella, después de tantos años ya nada la separaba de él y ese encuentro que les deparaba el destino.








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