martes, 11 de agosto de 2015
CAPITULO 107
Chicago, USA- Marzo de 2013.
En la sala vip del aeropuerto de la ciudad de Chicago, se encontraba reunida toda la élite de la urbe, que en ese momento se disponía a viajar a otras partes del país, alejadas del bullicio y las demás personas que viajaban a través de la terminal de vuelos nacionales, los que se hallaban aquí eran en su mayoría empresarios y todos estaban sumidos en sus aparatos electrónicos o teléfonos móviles; todos a excepción de Paula que sentía que estaba hiperventilando, intentaba concentrarse en cosas casuales, distraerse y relajarse, dos veces entró a todas sus redes sociales, dos veces revisó sus correos y hasta estuvo tentada a llamar a su madre, pero de inmediato desistió pues si por casualidad se le llegaba a escapar lo sucedido con Ignacio, Susana se lo reprocharía hasta el cansancio.
Tampoco llamó a Ignacio, sentía que ya no había nada que hacer, lo había intentado todo, fue hasta la casa de él, lo llamó decenas de veces al móvil, le envió correos, marcó a su oficina, a su casa, pero hasta el momento no había logrado nada. Habían pasado dos días desde su discusión, sabía que estaba herido, pero mientras él mantuviera esa posición y no le diera la oportunidad para reparar lo que había hecho no tenía caso que siguiera humillándose de esa manera
Después de mucho pensarlo, llegó a la conclusión que no había una razón concreta para que ella rechazase de entrada un reencuentro con Pedro, después de todo, ellos se habían despedido en buenos términos, sino lo habían hecho como amigos, tampoco lo hicieron odiándose y quizás se estaba angustiando sin razón. A lo mejor él solo venía en plan de trabajo siguiendo el consejo que años atrás le dio, y lo había hecho precisamente en este proyecto que era también de ella para demostrarle que valoraba su opinión, además de su trabajo claro está, después de todo le había puesto en bandeja de plata el papel de Franco Donatti, dejó libre un suspiro y cerró los ojos.
—Si no dejas de darle vueltas a ese hombre en tu cabeza, vas a terminar loca antes de verlo en las audiciones —comentó Jaqueline de manera casual cuando vio que Diana se alejaba para buscar un refrigerio o quizás coquetear con el empleado del lugar.
—No estoy pensando en él…—contestó pero de inmediato se interrumpió al ver que había sonado demasiada falsa—. Bueno sí, lo estoy, es solo que he estado pensando bien las cosas y llegué a la conclusión que quizás Pedro no tenga en mente ningún asunto romántico, es probable que solo venga pensando en aprovechar esta oportunidad, entrar a Hollywood en una producción con la calidad y la expectativa que ha generado Rendición es hacer un debut por la puerta grande, y desde ya se asegura legiones de admiradoras… — al esbozar aquello no pudo evitar fruncir el ceño y sentirse celosa.
—Y también una legión de actrices, ya sabes esas lobas descaradas, que irán detrás de él, imagínate… Obtiene el papel más cotizado del momento, es toda una novedad en Hollywood, italiano, hermoso, con ese acento tan sensual que tiene, talentoso, soltero… —decía, intentando mostrarse seria ante la mala cara de Paula, sabía que estaba resaltando las cualidades de él a propósito para que ella picara el azuelo y lo había hecho, la detuvo mirándola con molestia.
—Soltero no está, así que esas lobas no la tendrán fácil, por lo poco que he solo visto el esperpento de novia que tiene es todo un chicle, no lo deja ni un instante, a cada evento que lo invitan a él, ella se auto invita también, siempre buscando dejar en claro que él es suyo, algunos medios en Roma la ha apodado La Sombra —esbozó sin darse cuenta que se estaba exponiendo delante de su amiga.
—No sabía que estabas tan interesada en la pareja de Pedro Alfonso—dijo disimulando una sonrisa.
—No lo estoy, simplemente… busqué algunas notas sobre él y ella salió a relucir, ya te dije la apodan de esa manera porque jamás lo deja, me enteré por casualidad, es solo un comentario — acotó.
—Por supuesto, y que tú la hayas apodado ahora “esperpento” no tiene nada que ver con que estés celosa ¿verdad? —inquirió con una sonrisa mientras la miraba a los ojos.
—¡Claro que no! —exclamó y varias personas dentro del lugar se volvieron a mirarla sorprendidos.
Paula sintió cómo sus mejillas se encendían y la vergüenza se apoderaba de todo su ser, les dedicó una sonrisa pidiéndoles disculpas y continuó modulando su voz a un tono adecuado—. Yo no estoy celosa de nadie, no tengo motivos para estarlo… lo que Pedro y yo tuvimos fue hace mucho, ambos decidimos seguir con nuestros caminos por separado, realizar nuestras vidas dejando ese tiempo como un recuerdo y nada más… él ahora está con esa mujer y yo estoy con Ignacio — explicó queriendo sonar convincente, pero no miraba a Jaqueline a los ojos.
—Corrijo, estabas con Ignacio, porque supongo que después de este acto tan inmaduro que ha tenido lo vas a mandar a volar, ¿o me equivoco? —inquirió elevando una ceja y acomodándose en el sillón.
—No lo sé —contestó frunciendo los labios.
—Bueno quizás merezca una oportunidad — dijo indicándole con la mirada que viera tras ella.
Paula lo hizo con disimulo, pero no pudo ocultar su sorpresa cuando su mirada captó a Ignacio que entraba en el lugar, se le notaba cabizbajo, su imagen que siempre lucía impecable ahora se mostraba un tanto desarreglada, la corbata floja, el cabello ligeramente desordenado, la barba de dos días, las
sombras bajo sus ojos; se podía decir que distanciaba mucho del hombre que habitualmente era, incluso de aquel hombre que había salido de su estudio días atrás.
Él se acercó con paso lento hasta donde ella se encontraba, sin prestar atención a las miradas curiosas que muchos le dedicaron, llevaba las llaves de su auto y su casa en las manos, no dejaba de moverlas, intentando drenar a través de ese movimiento los nervios que lo invadían, cuando estuvo frente a Paula elevó el rostro y posó su mirada en la ámbar de la chica.
—Hola —susurró con voz áspera, pero sumisa.
—Hola —lo saludó Paula sin un atisbo de reproche.
Después de eso un silencio incómodo que apenas duró unos segundos se apoderó del lugar. Jaqueline vio que Diana regresaba seguro para saludar a su cuñado, pero era evidente que él no estaba para ser cortés en esos momentos, obviamente ambas estaban de sobra allí, así que antes que la castaña llegara hasta ellos se puso de pie tomando su bolso.
—Es mejor que los deje solos, ustedes necesitan hablar, fue grato verte Ignacio—mencionó dedicándole una sonrisa amable.
—Disculpa Jaqueline, no te saludé… también me agrada verte, gracias por…— estaba por decir cuando la abogada lo detuvo.
—Descuida entiendo, no tienes nada que agradecer… aún falta para que empecemos a abordar, yo estaré con Di tomándome algo o viendo las tiendas. Ustedes conversen, nos vemos después —indicó teniendo más control de la situación.
Le dedicó una mirada a Paula que claramente le dejaba saber que debía estar tranquila y no apresurar las cosas, ni con confesiones, ni mucho menos con compromisos y promesas. En ese momento ella estaba en una cuerda floja, cualquier cosa que dijera podía traerle consecuencias que más adelante tendrían complicaciones.
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Ayyyyyy, Dios mío mi ansiedad está al borde, ya quiero q se encuentren Pedro y Paula x favor. Muy buenos los 3 caps Carme.
ResponderEliminarMuy buenos capítulo! cada vez más cerca! aunque me preocupa que Paula lo ilusione de nuevo a Ignacio...
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