sábado, 12 de septiembre de 2015
CAPITULO 213
Pedro se encontraba en el estudio mirando la tormenta a través del ventanal, absorto de todo a su alrededor, ni siquiera notó cuando su familia abandonó ese lugar dejándolo allí solo, mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, suponiendo lo que debía estar pasando en la casa del lado.
Sintió que el alma le regresaba al cuerpo cuando los delgados brazos de Paula le rodearon la cintura y ese suave beso que dejó caer en su espalda para después apoyar la mejilla.
—¿Por qué estás tan solo? —le preguntó dándole otro beso.
—Mi familia estaba conmigo hasta hace nada, seguramente fueron a ver qué preparaban para la cena, mi padre no es un hombre de comedores —contestó.
—Igual que su hijo —acotó ella sonriendo cuando él se volvió a mirarla, pudo ver cómo la mirada de Pedro buscaba algo en su rostro—. Estoy bien… solo hablamos —agregó
acariciándole el pecho.
—¿Ya se marchó? —preguntó extrañado pues no había escuchado el motor de algún auto, aunque tal vez la tormenta ahogó el sonido.
—No… está lloviendo mucho y es difícil salir con este tiempo —contestó y pudo sentir de inmediato que él se tensaba.
—¿Se quedará aquí? —inquirió una vez más, mientras la miraba sin poder creer lo que estaba escuchando y cuando ella asintió se alejó.
—Pedro solo será una noche… él quería marcharse pero Guillermo lo invitó a quedarse y yo estuve de acuerdo —mencionaba al notar que se había molestado, buscó acercarse a él pero de nuevo le rehuía.
—Guillermo… ¡Por supuesto! ¿Quién más podía hacer algo como eso? —inquirió sintiendo la ira crecer dentro de su cuerpo— ¿Sabes a lo que está jugando Guillermo, Paula? —cuestionó viéndola a los ojos.
—Amor no te pongas así, sé lo que está haciendo pero no debemos darle importancia… —decía cuando él cortó sus palabras.
—O sea que no importa, tu ex novio se aparece de la nada y tú pasas dos horas hablando con él, mientras yo me quedo aquí como un estúpido sin saber lo que está sucediendo… pero no pasa nada —hablaba dejando en evidencia la molestia que sentía.
—Ya te mencioné que estuvimos hablando… y además fue en el salón a vista de todo el mundo, así que no tienes que darle un sentido que no tiene a esa reunión —señaló sintiéndose molesta y dolida por la insinuación que Pedro estaba haciendo.
—Ok, perfecto… ¿Y entonces por qué carajos tienes que estar de acuerdo en que se quede? — inquirió mirándola con resentimiento.
—Porque… porque no le veo nada de malo, somos personas adultas Pedro y podemos manejar esta situación, no veo que tengamos que hacer un drama de todo esto —respondió apelando a la madurez de su novio, después de todo ignacio había accedido a quedarse y su imagen era la que más
afectada se podía ver de los tres.
—¡Ah! ¿Yo estoy haciendo un drama? A ver si ponemos las cosas en claro Paula —indicó acercándose a ella—. Cuando Romina se apareció en la casa de mis padres el día del cumpleaños de Alicia, yo la saqué de inmediato y le exigí que se marchara para librarte de su presencia porque sabía que eso te incomodaba —puntualizó mirándola directamente a los ojos para evitar que se escapara.
—Son situaciones muy distintas… no tenía claro nada de tu relación con Romina, en cambio tú sabes perfectamente en los términos que Ignacio y yo estamos —se defendió manteniéndole la mirada.
—¿Y crees que eso me libra de sentirme mal por su presencia o de las burlas del maldito de Guillermo Reynolds? —cuestionó una vez más.
—No puedo creer que todo esto venga a causa de la estúpida rivalidad entre Guillermo y tú, ya olvídate de él, no tiene importancia.
Él intentó tomar las cosas con calma, consciente que eso que estaba sucediendo entre los dos era precisamente lo que los demás querían que ocurriese, se pasó las manos por el cabello inhalando profundamente y se quedó quieto cuando Paula se acercó a él buscándolo.
—Sé que todo esto es muy difícil, para mí también lo es pero podemos manejarlo, ya lo hicimos antes con Charles y Giovanna.
—¿Dónde se quedará él Paula? —inquirió con la mirada clavada en la marrón, la vio titubear antes de responderle.
—Todas las habitaciones están ocupadas, así que yo me quedaré en la habitación de Jaqueline… y él se quedará en la mía —contestó con la voz vibrando por los nervios que la recorrían.
—Vente a dormir aquí, te quedas en mi habitación —mencionó con determinación y esperaba que ella le diera una respuesta afirmativa.
—Pedro no puedo hacer eso… no humillaré a Ignacio de esa manera —indicó mostrándose firme en su postura.
—A él no… pero a mí sí me humillarás quedándote a dormir bajo el mismo techo con tu ex novio —señaló sintiendo que ardía por dentro.
—Esta discusión no tiene sentido Pedro, no sé ni siquiera porqué estamos discutiendo, yo estoy aquí contigo, le he demostrado a todo el mundo que estamos juntos y que eso no lo cambiará la presencia de Ignacio ¿dime qué más quieres? —preguntó llena de rabia, pero sobre todo de dolor al ver que él seguía desconfiando de sus sentimientos.
—Que te quedes conmigo —ordenó mirándola con fiereza.
—¡Pues no lo haré! Tú debes aprender a confiar en mí y en lo que siento por ti, si no lo haces ¿qué sentido tiene que estemos juntos? —cuestionó sin desviarle la mirada, pero él se mantuvo impasible.
—¿Cuál es el verdadero motivo de todo esto Paula? ¿Por qué él llegó hasta aquí buscándote? Nunca quisiste contarme lo que había sucedido esa noche y yo lo respeté, pero ahora frente a todo esto me pregunto si tú realmente habías terminado con él o por el contrario, solo le pediste un tiempo… después de todo siempre has sido una mujer práctica y supongo que no dejarías algo seguro…
—Pedro ya cállate, no sabes lo que dices —advirtió mirándolo.
—Supongamos que tienes razón y que no sé lo que digo, que tú y él ya terminaron ¿entonces qué pretendes Paula? ¿Tal vez darle una despedida como la que acostumbras a ofrecer a tus amantes para que no te olviden nunca? Una igual a la que me diste a mí… —decía cuando ella lo hizo callar con una bofetada que le volteó.
Paula jadeó y se llevó la mano con la cual le había pegado a la boca, sorprendida ante su propia reacción, sintiendo que el dolor en su muñeca no era nada comparado a aquel que sentía por haber lastimado a Pedro, intentó tocarlo pero él le atrapó la mano con fuerza y después la soltó con brusquedad mientras la miraba con rabia.
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Sonamos, se pudrió todo y x culpa del estúpido de Ignacio y el productor que ayudó.
ResponderEliminarQué!!!!??? veníamos tan bien!!! Y ahora se pudrió todo! Es lógico el miedo de Pedro pero se excedió con su reacción! como siempre pasaba antes! geniales los capítulos igual!
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