viernes, 11 de septiembre de 2015

CAPITULO 210




Los primeros rayos del sol que se estrellaban contra su rostro lo fueron sacando del plácido sueño donde se encontraba, sintiendo la maravillosa calidez y suavidad que Paula le entregaba, la pegó más a su cuerpo sin ser completamente consciente que ya había amanecido y ellos seguían en el establo. Respiró profundamente embriagándose del dulce aroma que se desprendía de su cabello, escondiendo su rostro entre las hebras castañas para escapar de la luz que cada vez entraba con mayor fuerza por la ventanilla, la escuchó suspirar y sonrió lleno de felicidad.


Ella se giró aún en medio del sueño, pasándole una pierna y un brazo para pegarlo a su cuerpo, buscando estar cerca de él incluso mientras dormía, él abrió los ojos despacio para deleitarse con la imagen de Paula mientras dormía, le gustaba verla así. La luz de la mañana le daba un resplandor
especial, sus mejillas seguían manteniendo el rubor del esfuerzo físico realizado horas atrás y sus largas pestañas lo tenían hechizado, era tan hermosa que todavía no se creía merecer de una mujer como Paula, por ello deseaba conquistarla día a día, mantenerla enamorada y feliz, para que se quedara siempre junto a él.


—¿Estás soñando conmigo? —preguntó en un susurro sintiéndose emocionado cuando la vio sonreír, deslizó su mano por la suave mejilla.


Su pecho estuvo a punto de estallar de felicidad al ser consciente que dentro de poco ella sería suya para siempre, que todas las mañanas despertaría de esa manera, junto a la mujer que lo había enamorado sin siquiera darse cuenta en qué momento, durante cuatro años repasó en su cabeza cada instante que vivió junto a Paula y no había hallado ese momento exacto cuando ella se metió en su corazón.


Paula comenzó a salir lentamente del tranquilo y reparador sueño en el que había caído, después de vivir esa primera experiencia junto a Pedro quedó completamente agotada, ni
siquiera se planteó volver a su habitación después de recuperarse del último orgasmo. Simplemente se dejó arrullar y consentir por él, la trató incluso mejor que Charles después de haberle quitado su virginidad.


No es que el canadiense fuera un desconsiderado, pero no la hizo sentir igual que Pedro, su novio la cuidó no solo durante el acto, sino después cuando se encargó de la leve molestia que le había quedado, masajeándola con el lubricante para bajar la inflamación, ella intentó negarse por pudor pero él le dejó claro que era su mujer y por lo tanto se ocuparía de ella, eso la hizo sentir realmente amada.


Pedro seguía cautivado por la belleza y la entrega de Paula, ella hacía que todo fuera hermoso, especial; como lo fue años atrás, vio que comenzaba a despertar y esa melodía que se había instalado en su cabeza mientras la observaba dormir salió de sus labios.


I could stay awake just to hear you breathing, watch you smile while you are sleeping… While you're far away and dreaming —susurró para no despertarla, solo quería expresar de alguna manera esa emoción que le colmaba el pecho, la vio sonreír de nuevo y parpadear.


Paula sintió que en verdad estaba en medio de un sueño, el más hermoso de todos al escuchar la melodiosa voz de Pedro interpretando una de sus canciones favoritas, ni siquiera necesitaba tener la música de fondo para que ella lo percibiera como la versión más sublime y extraordinaria
que pudiera escuchar y que la perdonara Steve. Abrió los ojos encontrándose con ese precioso par de zafiros que la miraban con tanto amor e intensidad que sintió derretirse, le dedicó una sonrisa animándolo a continuar.


I could spend my life in this sweet surrender… I could stay lost in this moment forever… well, every moment spent with you… is a moment I treasure… —le dio un suave beso en los labios mientras sentía que su corazón latía desbocado dentro de su pecho. Paula lo miraba como no lo había hecho ninguna mujer antes, con tanto amor que lo hacía sentir abrumado, sus ojos se llenaron de lágrimas, tomó aire para pasar el nudo en su garganta y continuar, pues podía ver en los ojos de Paula que ella esperaba que lo hiciera—. I don't wanna close my eyes; I don't want to fall asleep… 'Cause, I'd miss you, baby and I don't wanna miss a thing —él no tenía la potencia vocal del líder de Aerosmith, pero estaba cantándola desde el alma para Paula.


Ella no pudo evitar que sus emociones la rebasaran, el amor que le hacía sentir Pedro era demasiado grande, era más de lo que alguna vez soñó vivir, dejó libre su llanto hundiendo el rostro en el pecho de él, en medio de sollozos y temblores.


—¿Por qué lloras? —preguntó él desconcertado, mientras se movía para mirarla a la cara, ni siquiera pudo recurrir a una broma, sus sentimientos estaban tan expuestos que no se lo permitieron.


—Porque… tú siempre tienes estos gestos conmigo Pedro, siempre eres tan cariñoso… y yo… yo no sé cómo darte lo mismo —contestó deseando por primera vez ser una mujer tierna en lugar de una práctica, poder encontrar las palabras correctas para expresarse.


—Paula… mi amor, mírame… —pidió acunándole el rostro—. No es nada, es solo una canción. No tienes que ponerte así preciosa… ni siquiera es algo mío se la estoy robando a otro — indicó sonriendo.


—Eso no cuenta Pedro… lo que importa son los gestos que tienes para conmigo, no es solo la canción… es tener todos mis libros, es la terraza de tu departamento, haber guardado mi conjunto deportivo… o conservado el Maserati… es todo lo que has hecho en estos años para no olvidarme —decía con rapidez para que no se le escapara nada, vio que él deseaba hablar y negó con la cabeza pidiéndole que la dejara seguir—. Y yo por el contrario me alejé de todo lo que me hiciera recordarte, los vinos, la cocina… incluso escribí Rendición como una especie de catarsis que me liberara de tu recuerdo, fui tan estúpida y justo ahora tú me sigues demostrando que tu amor es más grande que el mío… que tú siempre me das más —mencionaba llorando.


—Para… Paula, para por favor —le pidió sujetándole el rostro— Tú escribiste la historia de amor más hermosa que hubiera leído en mi vida y me hiciste a mí el protagonista de la misma… ¿Crees que eso no es una prueba más que suficiente de que me amas? O la manera en la cual te me entregas o cómo me miras y me sonríes… no es necesario que pongas en palabras lo que me haces sentir cada vez que me besas o me abrazas. Hace años que dejamos esto de estar compitiendo todo el tiempo; tú no eres mi rival, eres mi equilibrio, mi complemento… lo que me hace sentirme pleno, en nuestra relación no hay más ni menos, solo tenemos lo justo, lo que necesitamos y nos hace feliz — pronunció sintiendo que cada palabra salía desde su corazón y pegó su frente a la de Paula para fundir sus miradas.


—¿Ves? Ahí estás de nuevo diciendo cosas tan hermosas —esbozó liberando más lágrimas.


—Bueno, no te volveré a cantar, ni a decir cosas bonitas, ni a… —decía cuando ella lo calló posando un par de dedos sobre sus labios.


—No, quiero que lo sigas haciendo, porque me encanta… y también quiero que me enseñes a mí a hacerlo —pidió mirándolo a los ojos, retiró sus dedos y rozó sus labios con los de él.


—Será un placer ser tu maestro —respondió con una gran sonrisa y después se puso serio—. A ver… dime algo bonito —indicó mirándola mientras se movía para ponerla bajo su cuerpo.


—Que me gustas —se aventuró ella, al tiempo que le hacía espacio entre sus piernas y sonreía acariciándole la espalda.


—No, eso está muy pobre… y además ya lo sé, prueba con algo más —indicó aunque el solo hecho de abrazarlo ya lo derretía.


—Ok, que… me encanta estar contigo —mencionó besándolo.


—Vas mejorando… dime más —indicó moviendo sus caderas.


—Que te amo y quiero pasar el resto de mi vida aquí contigo… —dijo y al ver que él posaba su mirada azul, clara y brillante en ella le dedicó una sonrisa para continuar—. Y deseo con locura que me hagas el amor en este instante, que me hagas sentir como solo tú puedes hacerlo —agregó buscando los perfectos labios de su novio.


—¿Eres consciente de que el sol ya salió? —preguntó mirándola.


—Sí, ya no me importa lo que los demás piensen o digan Pedro, es mi vida y solo yo tengo el poder para decidir qué hacer con ella y decido entregártela, no quiero que nos sigamos escondiendo —esbozó sintiendo lo maravilloso que era poder expresarse con libertad, eso era precisamente lo que quería y lo había conseguido gracias a él.


—Te acabas de graduar con honores Paula Chaves —expresó envolviéndola con fuerza entre sus brazos, para después besarla con pasión.


Sus bocas marcaron los primeros compases que después seguirían sus cuerpos al unirse convirtiéndose en uno solo, los besos se desbordaban en pasión y las caricias calentaban sus pieles tanto como los rayos del sol que los bañaba. Paula no se cohibía intentando ser silenciosa y tampoco en la intensidad que le imprimía al movimiento de sus caderas, dobló sus piernas para hacerle más espacio a él, agradeciéndole al yoga por haberla hecho tan flexible y se dio el placer de acariciar con sus pies, los fuertes glúteos de su novio que se contraían en cada embestida.


Pedro la tomó por las caderas mientras se hundía dentro de ella una y otra vez, besando y lamiendo los duros pezones de Paula que mostraban un bello tono rosa, resaltando en su perfecta piel blanca, invitándolo a beber de ellos como si fueran su fuente de vida. La escuchó gemir con fuerza antes de comenzar a temblar presa de un inminente orgasmo y no quiso quedarse atrás, aunque fuera algo egoísta no quería que ella se fuera sin él, así que moviéndose con rapidez se giró quedando tendido en la manta, sonrió ante el grito de sorpresa que liberó su hermosa mujer y cuando sus miradas se encontraron, él le pidió lo que deseaba, se moría por tenerla arriba, por sentirla moviéndose como solo ella sabía, con ese ritmo que lo hacía delirar y lo lanzaba al espacio.


—Te quiero moviéndote así —esbozó sujetándole las caderas.


—¿Así? —preguntó ella elevando una ceja mientras le daba riendas sueltas a sus caderas, moviéndose primero despacio hacia delante y hacia atrás al tiempo que fijaba su mirada en él.


Él no pudo responderle con palabras, solo lo vio cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, haciéndola sentir la mujer más poderosa, sensual y hermosa sobre la tierra. Quería más de eso que Pedro le provocaba, quería enloquecerlo así como él hacía con ella; se movió con destreza para volverse quedando de espaldas a su novio, lo escuchó jadear ante el cambio de posición y miró por encima de su hombro dedicándole una sonrisa, justo antes de apoyar sus manos sobre las fuertes pantorrillas masculinas, comenzó a empujar metiéndolo en su cuerpo, disfrutando de gemidos que él liberaba y ella compartía.


Pedro sintió que se correría ante la sola imagen de Paula tomándolo de esa manera, su mujer tenía el cuerpo más extraordinario que hubiera visto y gozado en su vida, o al menos eso le hacía sentir en ese preciso instante, mientras acariciaba ese precioso trasero que ya había sido suyo.


Esa certeza fue todo lo que necesito para liberarse con potentes descargas dentro de ella, sudando, temblando y jadeando como si estuviera a punto de morir.


Pedro… Pedro —pronunció ella elevando el rostro al cielo y después de un jadeo que desgarró su garganta cayó sobre él.


Luego de unos minutos sus cuerpos volvían a pertenecerles, la cordura regresaba a ellos mientras disfrutaban de suaves caricias y roces de labios que mostraban el amor que sentían. Escucharon el relinchar de Misterio y Estrella fugaz, al parecer reclamándoles por haberlos despertado, comenzaron a reír sintiéndose felices. Un instante después la imagen del teléfono móvil de Paula
captó su atención, lo tomó para ver qué hora era, suponiendo que debía ser temprano porque no escuchaba al personal trabajando afuera.


—¡Mierda! —exclamó abriendo mucho los ojos cuando vio que marcaba las siete y cuarenta de la mañana, de inmediato se levantó.


—¿Qué ocurre? —inquirió Pedro sorprendido por su reacción.


—Se nos hizo tarde… levántate Pedro —contestó mientras gateaba buscando entre el heno donde había quedado el kimono.


—Te advierto que si en cinco minutos no te pones esa bata encima, no respondo por mis acciones —mencionó sonriendo al verla a gatas y le dio un beso en la espalda.


Paula se relajó gracias a ese gesto de Pedro, pero no olvidó que debían regresar, así que después de recoger todas sus cosas caminó junto a él para salir del establo. Miraron a todos lados y para su fortuna los demás parecían seguir durmiendo, solo Cristina que regaba el jardín y Jacobo que tomaba su café sentado en la terraza.


—Buenos días.


Saludaron los dos al mismo tiempo mientras pasaban sin detenerse y sin mirarlos a la cara, sintiéndose como un par adolescentes que habían sido sorprendidos escapándose. 


Los esposos les dieron los buenos días mientras sonreían al verlos juntos y disfrutando de su amor, después continuaron con lo que hacían para no incomodarlos.


—Quizás debería ir a pedirles un juego de llaves a Cristina… —decía Pedro parado debajo de la ventaba de su habitación.


—De ninguna manera mi amor… tú puedes hacerlo.


—Anoche me costó un mundo Paula y no era consciente por completo de cuán alto estaba — pronunciaba cuando ella lo detuvo.


—Mírame, puedes hacerlo Pedro… y yo estaré aquí abajo no te vas a caer, estaré vigilando que nada ocurra, confía en mí —pidió mirándolo a los ojos y le dedicó una sonrisa antes de besarlo.


Pedro respiró profundamente para armarse de valor y caminó hasta la escalera fijada a la pared, se cercioró que fuera resistente antes de comenzar a subirla, a cada escalón que ganaba la seguridad en él crecía y cuando al fin estuvo en el último, supo que le tocaba lo peor, con cuidado se aferró a la barandilla e intentando no mirar hacia abajo la cruzó para entrar al balcón.


Cuando lo consiguió estaba temblando de miedo y alegría a la vez. Buscó con la mirada a Paula que se mostraba feliz por su logro, con la mirada rebosante de orgullo y eso lo hizo amarla un poco más, la vio esbozar un “te amo” y él respondió de la misma manera, después de eso ella se
despidió con un ademán y salió corriendo hacia su casa.






2 comentarios:

  1. Me muero de amor con esta adaptación, me tiene loca jajajaja. Hermosos los 3 caps.

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  2. Muy buenos capítulos!!!! que lindo estado en el que están! Y espero que Juliana no pierda su bebé y que Ignacio reaccione de una vez por todas!

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