jueves, 10 de septiembre de 2015

CAPITULO 207




Después de un viaje que le resultó casi interminable al fin había llegado a la villa de los Codazzi, había tenido un montón de contratiempos y no solo por el hecho de que el bastardo de Jaime hubiera desaparecido para negarle el permiso de sacar a Estefania del país, sino también porque debió enfrentarse a los prejuicios de su madre cuando se enteró que había comenzado una relación con Nicolas Chaves, para ella era casi un sacrilegio que una mujer anduviera con un hombre menor, y tuvieron una discusión tan fuerte que estuvo a punto de suspender su viaje para quedarse con su hija.


Por suerte su madre la visitó dos días antes del viaje, para buscar a Estefania y hablaron más calmadas sobre el tema de Nicolas, terminó pidiéndole disculpas por su reacción pero se justificó diciendo que la había tomado por sorpresa. 


Sin embargo, le ofreció todo su apoyo ya que era su única hija y por lo mismo no podía evitar preocuparse, lo único que deseaba era su felicidad y si era con ese chico ella lo aceptaría.


Como siempre su madre no podía enterarse que andaba saliendo con alguien, porque de inmediato la imaginaba vestida de novia y comenzaba a hacer planes de boda, no terminaba de comprender que lo último que ella deseaba era casarse de nuevo, después de la traumática experiencia con su ex marido, había renunciado a todo lo que tuviera que ver con compromisos formales, y a la mayoría de los hombres eso les gustaba.


—Hemos llegado señorita.


Mencionó el chofer sacándola de sus pensamientos, ella le dedicó una sonrisa y buscó dentro de su billetera para cancelar el servicio, bajó del auto y ya el hombre había sacado sus maletas, recibió el billete y se despidió de ella con un guiño de ojo. Jaqueline no pudo evitar sonreír pues desde que llegó a Roma unos diez italianos habían intentado conquistarla, pero lo hacían de una manera tan galante que la hacía sentir halagada en lugar de fastidiada como le sucedía la mayoría del tiempo.


—¡Jackie! Al fin estás aquí.


Se giró al escuchar la voz de su mejor amiga, la vio correr hacia ella y como si se tratasen de dos adolescentes se amarraron en un abrazo, tenían casi cuatro meses sin verse y eso para las dos era una eternidad. Sobre todo porque tenían demasiado por contarse.


—¿Cómo estuvo el viaje? —preguntó Paula con una sonrisa.


—Agotador… pero ha valido la pena, este lugar es tan impresionante como lo describiste Pau — contestó paseando su mirada por el paisaje.


—Yo pensé que había valido la pena porque me verías a mí.


Expresó fingiéndose dolida y después que Jaqueline la miró con sorpresa, comenzó a reír, sin siquiera notarlo había aprendido a usar ese tipo de juegos tal y como lo hacía Pedro.


—Te veo muy feliz —acotó Jaqueline sonriendo también.


—A lo mejor es porque así me siento, nunca había sido tan feliz en toda mi vida Jackie —confesó con la mirada brillante.


—Me alegro tanto por ti Pau, en verdad amiga es así como quise verte siempre… pero ahora vamos, que tenemos mucho que contarnos —señaló mientras caminaban abrazadas hasta la casa que ocupaba Paula, donde se quedaría Jaqueline también.


Llegaron hasta la habitación y mientras desempacaban Paula le contaba a Jaqueline todo lo que había transcurrido durante esos cuatro meses, ya estaban por finalizar las grabaciones así que solo debía esperar unas semanas más, y después podría gritarle al mundo que estaba perdidamente enamorada de Pedro Alfonso.


—Y hablando de tu encantador novio, ¿dónde está? —preguntó.


—Grabando —contestó y su semblante cambió de inmediato.


—¿Y por qué tú no estás allí? Se suponía que una de tus exigencias era estar presente en todas las escenas —mencionó Jaqueline extrañada.


—Bueno, sabía que llegabas hoy y me quedé fuera del set para recibirte, además Patricia me cubre no es necesario que esté presente todo el tiempo —contestó rehuyéndole la mirada.


—Entiendo… —esbozó y la verdad era que entendía muy bien, seguramente la escena que grababan era sobre algún encuentro íntimo y por eso Paula no estaba participando—. Creo que deberías ver alguna, aunque sea para asegurarte a ti misma que lo que verás en la pantalla cuando se estrene Rendición no es verdad —agregó mirándola.


—No sé si pueda Jaqueline, créeme estoy haciendo mi mayor esfuerzo por mantenerme aquí y no sucumbir a la curiosidad. Esto es en verdad una tortura porque aunque no las vea, mi mente no deja de imaginar cada detalle de las mismas y… ¡Demonios se supone que confío en él! —exclamó dejando libre la desesperación que había logrado contener hasta ese momento, se sentó al borde de la cama llorando.


—Pau, mírame —le pidió tomándole las manos—. Ustedes dos se aman, él te lo ha demostrado muchas veces, ¿no es así? —inquirió y Paula apenas logró asentir liberando un sollozo—. Bueno, entonces no importa lo que suceda en esas escenas, él es tuyo… deja que el actor haga lo que el personaje requiere, el Pedro real es quien debe importante y ése está loco por ti, te adora — esbozó manteniéndole la mirada, evitando que Paula huyera de nuevo.


—Lo sé Jackie y he intentado separarlos, pero hay momentos en los que mi cabeza me juega malas pasadas y termino sintiéndome así. Cuando estamos juntos me doy por completo, entregándole todo de mí para que sienta que ninguna otra mujer lo hará sentir igual, que nadie lo amará como yo, pero a veces me tortura la pregunta de sí será suficiente.


Se limpió las lágrimas con su mano temblorosa y dejó escapar un suspiro que liberara la presión que sentía en el pecho, se había estado guardando todo eso por demasiado tiempo y ahora que tenía a Jaqueline a su lado sentía que podía liberarlo pues ella la entendería.


—Paula Chaves es más que suficiente, te puedo asegurar que lo que tú le das a Pedro es todo para él… ¡Por Dios mujer! Fue a buscarte a América, se presentó en ese casting solo por ti, se jugó todas sus cartas para conquistarte de nuevo Paula... así que escúchame bien. Él te ama, te adora y jamás te cambiará por otra mujer —le aseguró rogándole al cielo que sus palabras fueran ciertas, porque no era de las que confiaba en los amores para toda la vida, pero sentía que debía hacer que Paula sí lo creyera—. Así que ahora mismo te levantas de allí y me acompañas a ver lo que están grabando, así compruebas por ti misma que ese hombre es completamente tuyo —pronuncio poniéndose de pie.


—Jackie… yo no creo que pueda… —decía cuando su amiga interrumpió sus palabras endureciendo su semblante.


—Puedes ¡Por supuesto que puedes! Así que vamos —mencionó jalándola del brazo para llevarla consigo aunque fuera arrastras.


Paula sentía su corazón latir demasiado de prisa mientras se desplazaban por el pasillo, incluso se sentía mareada y sabía que terminaría lamentando lo que estaba a punto de hacer, sus pensamientos eran un remolino que la lanzaba de un lado a otro; ni siquiera fue consciente de cómo había llegado hasta la puerta de la habitación donde estaban grabando, obviamente lo hizo arrastrada por Jaqueline, pero sentía el cuerpo tan tenso que apenas podía creer que hubiera caminado.


Uno de los hombres de producción que cuidaba la puerta, les hizo saber que debían esperar la orden de corten de Thomas para poder ingresar, pues el hombre como todo director odiaba las interrupciones. Esos minutos fueron eternos para Paula y en más de una oportunidad se sintió tentada a escapar corriendo del lugar, pero la mano de Jaqueline aferrada a su brazo se lo impedía.


Al fin se escuchó la enérgica voz de Thomas atenuada por encontrarse dentro de la habitación y el hombre abrió la puerta para que ellas pasaran. Jaqueline sintió el temblor que recorría a Paula y le dedicó una mirada para que intentara calmarse o quedaría al descubierto delante de todos, al tiempo que ella misma tomaba aire, se esforzó por mostrarse casual y brindarle la confianza que evidentemente necesitaba.


Paula no pudo evitar que su mirada buscara a Pedro, lo encontró acostado en la cama junto a Kimberly, ambos estaban recibiendo las indicaciones de Thomas mientras revisaban el libreto con Patricia, todo le hubiera parecido normal, solo una escena más si ambos no hubieran estado prácticamente desnudos, sus partes íntimas estaban cubiertas por prendas en color piel que dejaban al descubierto sus traseros, pudo comprobarlo gracias a que Kimberly se hallaba acostada boca abajo y su derrier se exponía por completo.


—Hola Jaqueline que agradable verte de nuevo —mencionó Patricia al verlas paradas tras las cámaras, se acercó para abrazar a la rubia.


—Lo mismo digo Patricia… ¿Cómo va todo? —preguntó para mantener su atención en ella y desviarla de Paula.


—De maravilla, es un hecho que terminaremos antes del tiempo estipulado y según los comentarios de Marcus, Guillermo y Thomas la posproducción será igual de rápida… el desempeño de Pedro y Kimberly es excelente —contestó y miró a la escritora—. Paula es maravilloso que te animaras a venir, esta es una de las escenas finales se supone que es de noche por eso vez todo tan oscuro —indicó refiriéndose a las cortinas corridas mientras les sonreía a ambas.


—Eso supuse —fue lo único que logró esbozar Paula que no podía apartar su mirada de Pedro y Kimberly— ¿Qué les indicaban? —inquirió intentando concentrarse en la
conversación.


—Que debían mostrase más conmocionados… se supone que prácticamente se están declarando lo que sienten, aunque no lo digan con las palabras habituales… esa fue una de mis escenas favoritas —comentó sonriendo mientras miraba a la pareja.


—¿Puedo? —preguntó Paula pidiéndole el libreto.


—Por supuesto… quizás deberías ir y mencionarles los sentimientos que cada personaje experimentaba en ese momento, oyéndolo de ti seguramente les resultará más sencillo plasmarlo — dijo mirándola.


—No creo que sea necesario, seguro ustedes lo hicieron bien.


—Por favor Pau, con el perdón de Patricia nadie conoce mejor la obra que tú, así que deberías ir y darles tus indicaciones —acotó Jaqueline viéndola directamente a los ojos.


—Jackie tiene razón, ve Paula —la instó Patricia sonriendo.


Ella asintió en silencio y les entregó una sonrisa antes de caminar hacia la cama donde reposaba la pareja, a cada paso que daba sentía que sus piernas se hacían más débiles, respiró profundamente para calmarse y cuando su mirada se encontró con la de Pedro algo dentro de su pecho pareció iluminarse, en sus ojos estaba la misma mirada que le dedicara siempre, esa que se desbordaba en amor, ternura y deseo.


—Hola —fue lo único que logró esbozar y se sentó al borde de la cama sin dejar de mirarlo.


—Hasta que te animaste —comentó él sonriéndole.


—En realidad me obligaron —indicó señalando con la cabeza hacia donde se encontraba Jaqueline


—Ya me parecía extraño… —dijo riendo y se emocionó al ver que ella también lo hacía, los deseos de besarla lo torturaban.


—Pau ¿sabes lo que rumoraban debido a tu negativa de asistir a estas escenas? —inquirió Kimberly para buscar integrarse a la conversación y ayudarlos a disimular como siempre hacía. La vio negar con la cabeza mientras la miraba con curiosidad, ella dejó ver una sonrisa traviesa y habló


—. Que no lo hacías porque no querías mirar a Pedro desnudo, que él te gustaba demasiado para poder controlarte si lo veías.


—¿Eso dicen? —preguntó mirándolos a ambos y ellos asintieron mientras sonreían, ella se sintió muy ofendida ¿acaso no creían en su profesionalismo? Se preguntó mirándolo con reproche—. Pues están equivocados, soy perfectamente capaz de ver a Pedro desnudo y portarme de manera profesional, me quedaré solo para demostrárselos —indicó elevando el rostro con altanería.


—Quiero comprobar eso —mencionó él sonriendo con perversidad.


—¿Qué? —cuestionó Paula mirándolo a los ojos.


—Que puedes verme desnudo y no dejar al descubierto cuánto me deseas —indicó dejando claro el reto en sus palabras.


Se puso de pie con un movimiento ágil deteniéndose solo unos segundos frente a Paula, tan cerca que pudo sentir como ella inspiraba con fuerza y temblaba ante su imagen apenas cubierta por el protector. Sonrió al ver que ella le recorría el cuerpo con la mirada y su labio inferior temblaba, le guiñó un ojo para después darle la espalda mostrándose completamente desnudo y caminó hasta las cavas donde se encontraban las bebidas para hidratarse.


—Es un desgraciado —murmuró Paula mientras se obligaba a aparta la mirada de él, sintiendo cómo ráfagas de fuego la recorrían.


—Sí lo es, se complace en provocarte todo el tiempo… pero el condenado tiene con qué, está muy bueno Paula —esbozó con naturalidad y cuando la escritora la miró sorprendida, se echó a reír— ¿Prefieres que te mienta? —preguntó sonriendo.


—Pues… no, pero al menos que no seas tan directa ¿Qué sentirías si te dijera lo mismo de tu novio? —preguntó sin poder evitarlo.


—Te diría que soy consciente de ello y que no me molesta, por el contrario mi orgullo femenino se hincha cada vez que eso sucede, porque yo estoy segura de Brandon y sé que ese hombre que muchas desean es completamente mío, como yo soy suya… así que aleja esas tontas dudas de ti, debes sentirte afortunada por tener a tu lado a un hombre como Pedro y sobre todo que te amé como él lo hace —indicó mirándola a los ojos para que viera que era sincera.


Paula se quedó en silencio analizando las palabras de Kimberly, eran las mismas que le dijera Jaqueline, su mirada buscó de nuevo a Pedro llevaba un albornoz y hablaba con Thomas, al parecer él también podía sentir su mirada pues de inmediato se volvió a verla. Comprendió en ese instante que ese hombre en verdad le pertenecía, no como un objeto sino como algo más importante, como si fuera una parte de ella, esa que la hacía sentir completa, le entregó una hermosa sonrisa mientras sus miradas hablaban por ellos. Al final se quedó para ver toda la escena, teniendo la certeza de que ya no había dudas torturándola.









2 comentarios:

  1. Ayyyyyyyy, qué bellos caps. Ya no me quedan adjetivos para calificar esta historia. Me enloquece y me fascina mal jaja.

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  2. Muy buenos capítulos! Resultó ser genial Kimberly, le dijo las palabras que necesitaba escuchar, no solo de Jaqueline! Debe ser re difícil tener que ver esas escenas!

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