martes, 21 de julio de 2015
CAPITULO 38
Todas las sensaciones y emociones que había descubierto y estaba viviendo en los últimos días, eran tan maravillosas como aterradoras para Paula, sentía que estaba siendo arrastrada por una corriente tan fuerte, que le resultaba imposible luchar contra ésta, sobre todo si ese torrente la llevaba al extraordinario océano que eran los ojos de Pedro, aquellos de los que no podía escapar por más que lo intentara y sabía que si al final naufragaba en ellos, lo haría sintiéndose inmensamente feliz. Se encontraba en el estudio, intentando avanzar de la tercera página que había
escrito después de meses sin lograr plasmar nada, pero cuando intentaba concentrarse, a su mente sólo llegaban los recuerdos de sus encuentros con el italiano, éstos se empeñaban en mantener su cabeza saturada de imágenes de Pedro, sus sonrisas, sus miradas, sus gestos tan particulares.
Había descubierto el significado de varios, cuando se ponía nervioso por algo se frotaba el tabique, cuando dudaba movía sus pupilas con rapidez y siempre terminaba desviando la mirada, cuando se molestaba tensaba la mandíbula y el tono de sus ojos se oscurecían, también lo hacían sus labios, pero su piel se tornaba pálida. Él era un excelente actor, pero ella tenía un talento especial para descifrar el lenguaje corporal de las personas, eso lo había heredado de su madre y de su padre la suspicacia.
—Paula debes intentar controlarte, pareces una adolescente, tienes veintitrés años, eres un mujer adulta, responsable, centrada… no puedes dejarte dominar de esta manera, es genial que sean amigos, él es un chico extraordinario, muy distinto de lo que te imaginaste en un principio… pero no por ello debes pasar día y noche pensando en él o esperando la más mínima oportunidad para verlo… —se decía cuando su mirada captó la hora en el reloj de su portátil, abrió los ojos alarmada— ¡Ya empezó el capítulo de La conspiración! —exclamó poniéndose de pie con rapidez, guardó el documento y dejó la máquina en reposo, antes de salir habló de nuevo como si alguien estuviera allí escuchándola—. Regresaré luego a continuar con esto, el anterior quedó demasiado emocionante, ya quiero saber lo que continúa —se justificó saliendo.
Casi una hora después Paula se encontraba hipando mientras una abundante cantidad de lágrimas tibias y pesadas descendían por sus mejillas, se encontraba sentada con la piernas cruzadas sobre el sofá, tenía un cojín en su regazo que apretaba para drenar un poco la impotencia que sentía, al ver esas escenas tan injustas y crueles.
Sentía que el corazón se le saldría del pecho, que las emociones que la embargaban eran muy poderosas, aunque era consciente que todo eso era ficción, que ella misma formaba parte de ese mundo que los escritores y guionistas se inventaban. ¡Era una de ellos por Dios! Cómo no podía
separar la realidad de la fantasía, lo que sucedía en esa pantalla era solo actuación. Sin embargo, no lograba soportar como el personaje de Pedro era golpeado salvajemente.
—¡El condenado es tan buen actor que mira cómo te tiene Paula! — se reprochó sorbiendo las lágrimas, después se pasó las manos por ambas mejillas para secarlas.
Aprovechó cuando enviaron a publicidad para correr hasta su habitación y buscar en esta, la caja de pañuelos desechables, estaba segura que los necesitaría, todo parecía indicar que el personaje que interpretaba Pedro llegaría a su fin, que gusto el de los europeos por tener finales trágicos. Pensaba mientras bajaba las escaleras con rapidez y cuando llegó aún daban propagandas.
Lo que sería la última parte del capítulo de ese día inició, los franceses que tenían en cautiverio a Raoul, nombre del personaje de Pedro, habían decidido llevarlo a la horca para crear escarmiento entre los revoltosos. La imagen del orgulloso sargento estaba tan maltrecha, que la cara de rabia e impotencia de los demás personajes, era muy parecida a la que tenía Paula en ese momento, de nuevo las emociones la rebasaban al verlo con el cabello desordenado, el rostro tan maltratado, la ropa desgarrada y sucia. Más sin embargo, la llenaba de orgullo ver que aún mantenía su habitual soberbia, esa que tantos enemigos y admiradoras le había conseguido.
La castaña sentía el corazón latiéndole en la garganta a momentos, contenía la respiración y un insistente dolor de cabeza, provocaba una molesta pulsación en sus sienes, respiró profundamente preparándose para la escena que tendría lugar a continuación, cerró los ojos y sus párpados temblaron cuando vio como subían a Pedro al entablado, donde ya colgaba la soga que le quitaría la vida, se reprochó por ser una cobarde, abrió los ojos de nuevo cuando ya tenía el lazo alrededor del cuello y el verdugo se disponía a ejecutarlo.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó asombrada al ver como el rostro del joven enrojecía y se transformaba debido a una aterradora expresión.
De pronto saltaron a otro plano mientras Pedro se convulsionaba luchando contra la soga que intentaba arrebatarle la vida, todo se volvió un caos, tres hombres encapuchados subieron al entablado, disparándole a los guardias que se encontraban cerca, dos que subieron después se encargaron de rescatar al castaño de lo que parecía una muerte segura. El pobre quedó tan mal que tuvo que ser llevado en la espalda de uno de los rebeldes como si fuera un saco de papas, fuertes denotaciones de disparos, el relinchar de los caballos, los gritos de pánico de la muchedumbre; la escena estaba tan llena de energía y bien trabajada que ella casi se sentía dentro de ésta.
Paula estaba tan emocionada al saberlo a salvo que estuvo a punto de aplaudir, no supo donde terminó la caja de pañuelos, ni el cojín que había soportado todas sus angustias. Estaba eufórica y se colocó de pie rogando porque lo sacaran de ese lugar cuanto antes.
El capítulo terminó y ella aún se sentía agitada, llena de zozobra, pero sobre todo feliz, de pronto una emoción distinta se disparó dentro de su pecho al escuchar que llamaban a la puerta de la cocina.
—¡Paula! —escuchó la voz de Pedro que la llamaba.
Entró en pánico y no supo qué hacer los primeros segundos, después corrió para tomar la caja de pañuelos y con rapidez se limpió el rostro, se sacudió la nariz y se acomodó el cabello que también estaba desordenado, inhaló y exhaló lentamente para retomar la tranquila, sintiéndose más calmada se encaminó hasta la cocina.
—Hola —esbozó con la voz ronca y con disimulo se aclaró la garganta antes de hablar de nuevo— ¿Cómo estás? —lo saludó intentando sonreír mientras lo hacía pasar.
—Hola… bien, vine a traerte algo que te había prometido —mencionó observando el rostro enrojecido de la chica, se preocupó de inmediato— ¿Estás bien Paula? —preguntó con seriedad.
—¡Sí! Claro estoy bien… es que… algo me dio alergia, pensaba subir a buscar un antialérgico en el botiquín que tengo en mi habitación — contestó intentando sonar convincente y desvió enseguida la conversación
— ¿Qué has traído para mí? —lo interrogó mostrándose entusiasmada.
—Ah, es la serie que deseabas ver… —decía y ella lo detuvo.
—¿La trajo tu madre? —preguntó deseosa de conocerla.
—No, no pudo venir ella, lo envió con alguien, aún tienen el circo montado por mi desaparición, siguen a cada miembro de mi familia a donde quiera que va… la trajo un buen amigo, estuvimos conversando un rato. Me hubiera gustado presentártelo pero estaba con prisa debía volver a Roma hoy mismo y el camino desde aquí es un tanto difícil en días de semana —respondió detallando el rostro de Paula, ella le estaba mintiendo, no tenía una simple alergia ¿acaso tendría problemas en América? Se preguntó en pensamientos.
—Qué lástima… bueno, ya tendremos oportunidad de conocernos más adelante… —hablaba cuando él la interrumpió.
—¿Quieres que veamos un capítulo ahora? —le propuso Pedro con una sonrisa.
—Eh… me gustaría es solo que… —ella se quedó en silencio, se mordió el labio inferior.
No creo que esté lista para verte sufrir de nuevo tan rápido, es mejor que me recupere de este episodio de hoy.
Pensaba Paula y después se devanó los sesos buscando una excusa para darle, algo que fuera convincente, que no despertara sospechas en él pero que tampoco lo hiciera sentir rechazado.
—¿Qué sucede? —le cuestionó Pedro sin poder controlarse.
—Nada… es… ¡Ok! Me rindo, estaba viendo un capítulo de La conspiración… acaba de terminar —mencionó y él la miró como si no comprendiera, ella dejó libre un suspiro, cerró los ojos y los abrió después sintiéndose más calmada—. Son los capítulos finales donde descubren que eras el líder de la rebelión y te toman prisionero, tuve que ver durante media hora como esos desgraciados te golpeaban y torturaban… —decía sintiendo que los sentimientos se le revolvían de nuevo, desvió la mirada de Pedro.
Él la miró con ternura y sintió una cálida emoción extenderse por su pecho, ella había llorado por verlo sufrir, por eso tenía los ojos ligeramente hinchados y enrojecidos, no era ninguna alergia, de inmediato sintió crecer dentro de él una imperiosa necesidad por consolarla, quería abrazarla y decirle que no había razón para llorar.
—Paula es solo actuación, esos golpes no eran reales…
—Lo sé… sin embargo, no pude evitar sentirme angustiada por lo que te ocurría, es algo tonto ya lo sé pero… es que lucías tan mal, las actuaciones fueron tan reales y cuando te llevaban a la horca tu rostro se veía horrible… —pronunció con voz ronca y sin poder evitarlo una lágrima se escapó de su ojo derecho.
—Bueno… gracias por el cumplido —indicó él con una sonrisa para animarla.
Llevó su mano a la mejilla de ella para secar la lágrima, esa misma que hizo que su corazón diera un brinco dentro de su pecho, emocionándolo y desconcertándolo ¿qué poder tenía ella para moverlo de esa manera? ¿Para despertar tantas emociones dentro de él? Cavilaba observándola con ternura casi con devoción.
Ella le regaló una sonrisa que se confundió con la lágrima que se derramó de su ojo izquierdo, inhaló profundamente para no seguir llorando. Sintiéndose apenada por semejante escena se dio la vuelta y se encaminó hacia la nevera para servirse un vaso con agua al tiempo que lo invitaba a tomar asiento con un ademán.
—¿Cómo hiciste para lograr ese efecto en tu rostro cuando quedaste pendiendo de la horca? Puedo jurar que fue tan… —se detuvo estremeciéndose un poco al recordarlo.
—¿Real? —completó la frase sin terminar de ella. Paula asintió en silencio mirándolo mientras se sentaba en una silla cerca de él. Pedro dejó libre un suspiro y continuó—. No lo actué… eso fue real, bastante real para ser más exactos… —no pudo continuar porque ella lo veía horrorizada.
—No… no entiendo… ¿te iban a ahorcar de verdad? —inquirió.
—No era lo planeado… habíamos ensayado la escena un par de veces yo no quería un doble y todo había salido perfectamente, pensamos que no existían riesgos así que empezamos a rodar, me subieron al entablado, me colocaron la soga y yo me subí a un pequeño banco de madera que debía sostenerme… lo que siguió después fue muy rápido, no sé cómo rayos éste cedió y yo me quedé suspendido en el aire, sujetado apenas por la soga
alrededor de mi cuello, tenía las manos atadas y así que no podía hacer nada, excepto patalear desesperado al sentir como me asfixiaba… —decía recordando la escena y la horrible sensación que lo invadió en aquel entonces cuando estuvo a punto de morir.
—¡Qué horrible! ¡Por Dios Pedro! ¿Cómo pudo suceder algo así? ¿Qué hicieron tus compañeros, el director, el resto del equipo? —preguntó sintiéndose angustiada de nuevo.
—Ellos actuaron con rapidez después de recuperarse de la primera impresión, Francesco Lotti quien hacía el papel del verdugo fue quien me salvó, me tomó de la cintura y sostuvo mientras que soltaban la soga, las cámaras grabaron toda la escena en un primer plano de mi rostro —esbozó viendo como Paula espabilaba con rapidez, evidentemente sin poder creer lo que le contaba.
Paula sentía que el aire se había quedado atascado en su pecho, su corazón latía tan rápido que no dudaba que él pudiera escucharlo, no ponía en tela de juicio lo que le había sucedido a Pedro, había observado la escena y eso ciertamente no había sido actuación, pero le parecía increíble que la dejaran tal cual.
—Después de una hora cuando el miedo nos había abandonado y el doctor había certificado que no había tenido lesiones graves ni nada por el estilo, retomaron el trabajo. Como era de esperarse a mí me dejaron descansar ese día, al siguiente le pedí a Aldo que me enseñara la escena y ambos concluimos que había quedado tan bien que sería un desperdicio no colocarla en la edición final —dijo con una sonrisa para aligerar la mortificación que vio en el semblante de ella.
—Eso es un poco morboso ¿no te parece? Es decir debió ser horrible ver esa escena nuevamente, para ti seguramente fue espantoso revivir todo eso —comentó ella asombrada.
—En cierto modo, pero más espantosa fue la marca que me dejó la soga, la misma que tuve que ocultarle a mi familia por semanas, la muy desgraciada parecía no tener intenciones de borrarse —comentó de manera casual y dejó ver una sonrisa ante el rostro de ella.
—¿Tu madre no se enteró de nada de eso?—le preguntó otra vez.
—No, aún a estas alturas no lo sabe y no pienso contárselo, si se hubiera enterado en aquel entonces le hubiera dado un ataque, y si lo hace ahora pasará días llorando… lo has hecho tú que apenas me conoces y a duras penas me soportas —contestó con una sonrisa.
Paula se sonrojó ante el comentario de él, ciertamente había actuado de manera exagerada, después de todo era solo una serie y como él había dicho apenas se conocían, no había llorado así por ningún actor… bueno sólo por Leo DiCaprio en Titanic, pero era tan sólo una chiquilla cuando vio esa película.
—Bueno admito que exageré un poco… pero ahora que me cuentas todo esto creo que mi percepción de la historia está justificada, de verdad las actuaciones son maravillosas y tú eres un genio improvisando —esbozó y después soltó una pequeña carcajada al ver el asombro reflejado en su rostro.
—Ya intuía cuán malvada eras Paula Chaves —la acusó.
—Pero después me puse feliz cuando te rescataron —se defendió de inmediato mirándolo a los ojos.
—Bueno igual la “improvisación” valió la pena, ese año me llevé el mayor premio otorgado a un actor de televisión aquí en Italia, además de otros reconocimientos por parte de la crítica, incluso el grupo de imbéciles que siempre me ataca, tuvo que reconocer que mi actuación había sido “aceptable” —acotó encogiéndose ligeramente de hombros, como para restarle importancia, pero el brillo en su mirada dejaba ver que eso le había agradado mucho.
—Pues para mí no fue aceptable, en realidad fue magistral y ya me muero por saber cómo termina —confesó emocionada.
—Bueno ahora me toca a mí vengarme, no intentes sonsacarme información porque no te diré nada… soy una tumba —mencionó dejando ver una sonrisa ante el puchero que ella hizo.
—¿Ahora quién es el malvado? —preguntó frunciendo el ceño.
—Solo te estoy pagando con la misma moneda —indicó con esa sonrisa ladeada que lo hacía lucir tan perverso y atractivo.
Ella se quedó mirándolo embelesada en su belleza, en esos hermosos ojos azules que cada día le gustaban más, estuvo a punto de suspirar pero se controló y con rapidez retomó la conversación.
—Bueno, al menos tendré algo con lo cual entretenerme y no terminaré comiéndome las uñas mientras espero —comentó con una sonrisa mientras extendía la mano para tomar el estuche con los discos de la serie que Pedro había dejado sobre la mesa.
—No tan rápido señorita —mencionó tomándolo antes que ella, mostrándole una amplia sonrisa que dejaba ver su perfecta y blanquísima dentadura, sus ojos se habían iluminado con un brillo especial producto de los planes que tenía para ambos—. La serie viene con una condición… bueno digamos que es más una propuesta —agregó observándola detenidamente.
—¿Cuál? —preguntó ella entre impaciente e intrigada.
—Que la veamos juntos… no es justo que yo me aburra como una morsa en mi casa sólo, mientras tú te mueres del terror y la angustia aquí sola — contestó mirándola a los ojos— ¿Qué me dices? ¿Aceptas? —preguntó elevando una ceja.
—Bien… trato hecho —respondió extendiéndole la mano con rapidez dejando ver una sonrisa tímida.
Pero cuando su mano sintió el cálido y firme apretón de la de
Pedro, algo en su interior se estremeció, provocando un fuego que estalló en su vientre, ese simple roce fue tan poderoso y exquisito, que ella se sintió atrapada por él y una voz en su interior le decía, que acababa de firmar una especie de sentencia, una muy peligrosa además.
—Trato hecho —confirmó Pedro con una sonrisa—. Pero usted misma me ha confesado que uno de sus mayores defectos es la curiosidad señorita, así que me llevo la serie y la traeré de regreso esta noche —indicó colocándose de pie, no confiaba en esa aceptación tan rápida de Paula.
Ella siempre buscaba negociar por cualquier cosa y ahora no había hecho ni siquiera el intento.
—Eso no es justo Pedro… ¿Acaso no confías en mí? —lo cuestionó sintiéndose ofendida.
—No lo tomes como algo personal —contestó con una sonrisa.
—Bien y para que veas que no soy rencorosa, la cena corre por mi cuenta… —esbozaba cuando él la detuvo.
—Estás siendo muy generosa Paula, eso es aún más sospechoso — señaló con una sonrisa ladeada.
—Considéralo un acto que nos dejará a mano… bueno me deberías un desayuno, pero tomando en cuenta tus horas de levantarte podría aceptarte un almuerzo —mencionó con aparente indiferencia encogiéndose de hombros.
—No tendrás que hacerlo, te prometo que tendrás tu desayuno… más adelante —pronunció en un tono de voz más ronco.
La primera mañana que despertemos juntos Paula prometo hacerte el mejor desayuno que hayas probado en tu vida, te consentiré tanto que no vas a querer dejarme nunca.
Pensó con la mirada brillante y dedicándole una hermosa sonrisa, la misma que afloraba en sus labios sin ningún esfuerzo, al imaginar lo que sería tenerla a ella de una vez por todas, cuando esos deseos que lo estaban torturando día y noche al fin fueran saciados.
Paula sintió que un temblor estalló en su vientre de nuevo, podía percibir que había mucho más tras las palabras de Pedro, algo que la llenó de miedo y excitación en la misma medida, sólo le mostró una sonrisa tímida con la cual lo despidió, él salió dejándola sola con sus dudas y sus deseos.
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Wowwwwwwww, qué buenos los 3 caps.
ResponderEliminarMuy buenos los caps
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! es atrapante esta historia! cada vez un paso más cerca!!!
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