lunes, 31 de agosto de 2015

CAPITULO 171





Pedro se encontraba con los brazos cruzados sobre el pecho, apoyado en su auto y la mirada puesta en la entrada principal del Regis, una hermosa sonrisa se dibujó en sus labios cuando vio a Paula aparecer por la puerta en compañía de Diana y Kimberly.


—Hola Pepe.


La menor de las Chaves corrió hasta él y le dio un gran abrazo.


—Me alegra verte Diana —la saludó con una sonrisa.


—A mí también, ya estamos listas… bueno Kim y yo, porque Pau mantiene la estúpida idea de irse en el transporte con los demás —mencionó molesta con su hermana.


—Tranquila déjamelo a mí, la convenceré —habló con seguridad.


Saludó con un beso en cada mejilla a Kimberly y después caminó hasta donde se encontraba Paula, tenía el ceño fruncido mientras miraba a otro lado, intentando que él creyera que lo ignoraba.


—Hola preciosa —pronunció con una sonrisa.


—Hola Pedro —contestó ella y miró su reloj para no verlo.


—Me han dicho las chicas que no quieres venir con nosotros ¿Se puede saber por qué? — preguntó buscando sus ojos.


—Porque ya tengo un transporte y además te desapareces por dos días y hoy llegas aquí como si nada, creyendo que con que me sonrías y me llames “preciosa” voy a caer rendida a tus pies como si fuera una tonta… Pues estás loco —contestó molesta.


—Déjame ver si entiendo, tú me pediste tiempo para pensar porque te sentías confundida y molesta. Yo te lo di y ahora me reclamas porque lo hice. ¿Quién carajos te entiende Paula? — inquirió mirándola con enojo, estuvo a punto de tomarla de los brazos y zarandearla para que reaccionara al ver que se quedaba en silencio, o al menos que lo mirara a la cara—. Mírame, vas a entrar ahora mismo a mi auto si no quieres que te suba en mi hombro y te lleve cargada hasta éste — la amenazó.


—No serías capaz de hacer algo así —expuso alarmada mirándolo.


—Ponme a prueba y lo verás —mencionó elevando una ceja.


Paula vio la decisión en su mirada y supo que hablaba en serio, cedió para no arriesgarse a montar un espectáculo delante de todos.


Pedro dejó ver una gran sonrisa ante ese movimiento altanero y tan provocativo de Paula, una vez más la rebelde que lo volvía loco se hacía presente, corrió para abrirle la puerta pero antes de hacerlo acercó su rostro al de ella para hablar en susurros.


—Me encanta ver como se mueve tu trasero cuando caminas estando molesta —dijo con toda la intención de provocarla.


—Imbécil —le lanzó y llevó su mano a la manija de la puerta, pero él fue más rápido abriéndola para ella.


Diana y Kimberly ya se encontraban en el interior del auto en la parte de atrás, vieron toda la conversación entre Pedro y Paula, aunque no la escucharon, no podían dejar de sonreír; la tensión sexual entre los dos era tan intensa que era imposible de disimularla.


—¿Cómo lograste convencerla? —preguntó Diana divertida cuando Pedro entró al automóvil.


—Le dije que ella seleccionaría la lista de reproducción, pero mentí —contestó encogiéndose de hombros mientras sonreía.


Paula sintió su sangre hervir ante las burlas de él y las risas de su hermana y Kimberly, pensó en cuánto tiempo le tomaría salir corriendo y llegar hasta la Terrain Denali estacionada frente a ellos donde viajarían Guillermo y Thomas, pero desistió de la idea porque lo más probable es que Pedro terminaría alcanzándola y la traería de regreso tratándola delante de todos como si estuvieran en la época de las cavernas.


Él giró la llave y el motor cobró vida de inmediato, también lo hizo el reproductor de música que estaba en una estación de radio.


Pedro no cambies la música, quiero escuchar algo de italiano, estamos en Roma y parece que siguiéramos en nuestro país, todos nos hablan en inglés —pidió Diana al ver que él se disponía a quitar la emisora radial para poner una lista de reproducción en el iPod.


—Ok —contestó sonriendo— ¿Quieres que yo te hable en italiano también? —preguntó mirándola por el retrovisor.


—No, tampoco exageremos —respondió ella riendo.


—Quizás cuando terminemos las grabaciones, de aquí allá seremos unas expertas ¿Verdad Diana? —inquirió Kimberly sonriendo también.


—Sí, aunque mi hermana ya lo es, ella habla cuatro idiomas.


—¡Vaya! ¿En serio Paula? —preguntó Kimberly asombrada.


—Me falta práctica con el español, pero puedo defenderme… —se interrumpió al ver la sonrisa odiosa de Pedro—. Lo aprendí para poder interactuar con mis lectores de habla hispana — explicó sin darle mucha importancia al asunto.


Pedro tú también hablas varios según leí ¿Cuántos son?


—Hablo cinco Kimberly, aunque no puedo decir que sea un experto en alemán, es muy complicado. Apenas lo estudié durante un año y cuando pasé un mes en Múnich, supe que me faltaba mucho —respondió sonriendo al ver la sorpresa y después la molestia reflejarse en el rostro de su escritora, en verdad era hermosa la condenada.


—A ver Paula, dime algo en italiano —la abordó sonriendo.


—Stronzo —esbozó con toda la intención de ofenderlo.


Él dejó libre una carcajada para enfurecerla aún más y después le respondió mirándola a los ojos.


—Stronzo il mio cazzo —mencionó con malicia, ella se sonrojó con una mezcla de rabia y vergüenza, quizás hasta excitación.


—Ok, ahora traduzcan —pidió Diana con el entusiasmo de una niña.


—Mejor escuchemos música y me comprometo a enseñarles después —contestó Pedro cuando vio la mirada de terror de Paula.


Movió el volumen para subirle y de inmediato las notas de una presentación en vivo de Gocce di memoria, interpretada por Giorgia y Laura Pausinni llenaron el ambiente dentro del auto.


Le promesse sono infrante  
come pioggia su di noi         
le parole sono stanche        
so che tu mi ascolterai (mi ascolterai) 
aspettiamo un'altro viaggio
un destino, una verità


Las promesas se rompen
como la lluvia sobre nosotros
las palabras están cansadas
Yo sé que me escuchas
Esperamos otro viaje
un destino, una verdad




La canción entraba por los oídos de Paula y estaba calando muy dentro de ella, removiendo una vez más emociones que se negaba a aceptar, ya no deseaba seguir torturándose más con todo eso.


Por suerte terminó y la mujer que conducía el programa envió a un espacio publicitario, pero al regresar del mismo lo hacía con una canción que ella conocía muy bien y con la cual se revolcó en su dolor más de una vez, estaba por decirle a Pedro que cambiara la música pero Diana habló.


—A él sí lo conozco, tiene varias canciones en inglés también —dijo entusiasmada y se concentró en intentar entender la letra.


Paula sintió que se hundía en un pozo, no podía hacer nada sin quedar en evidencia delante de su hermana y Kimberly, ya suficiente con el espectáculo que habían dado Pedro y ella, al menos vio que a él también parecía afectarle, pues la sonrisa que le dedicó a Diana no era de esas que
desbordaban felicidad o seducción, por el contrario su mirada se tornó triste. Ella posó la suya con rapidez en el paisaje para esconderle lo que estaba sintiendo, mientras que Tiziano Ferro hacía gala de su voz.


La vista de Pedro se nubló ante las lágrimas contra las cuales luchaba, desde el mismo inicio de la canción sintió cómo su corazón fue víctima de ese dolor que tantas veces lo golpeó en el pasado, heridas que aún no terminaban de sanar se abrían dentro de su pecho.


E riconobbi il tuo sguardo in quello di un passante
Ma pure avendoti qui ti sentirei distante
Cosa può significare sentirsi piccolo
Quando sei il più grande sogno il più grande incubo.


Y me di cuenta de su mirada en la de un transeúnte
Pero también tenerte aquí me sentiría mucho
¿Qué puede significar para sentirse pequeño
Cuando usted es el mayor sueño de la peor pesadilla.


Se limpió con rapidez una lágrima que logró escapar, ese no era ni el momento, ni mucho menos el lugar para dejar que sus sentimientos lo dominasen, así que una vez más se esforzó en guardarlos y mantuvo la mirada al frente, mientras apretaba los dientes con fuerza.


Paula sentía que el nudo en su garganta estaba a punto de ahogarla y la presión en su pecho que exigía ser liberada estaba volviéndola loca, cerró los párpados con fuerza y apretó los labios conteniendo el sollozo que le desgarraba la garganta luchando por liberarse, quería que la canción terminara, no podía soportarlo, no podía.


E ti scorderai di me
Quando piove i profili e le case ricordano te
E sarà bellissimo
Perché gioia e dolore han lo stesso sapore con te
Vorrei soltanto che la notte ora velocemente andasse
E tutto ciò che hai di me di colpo non tornasse
E voglio amore e tutte le attenzioni che sai dare
E voglio indifferenza semmai mi vorrai ferire...
Non basta più il ricordo
Ora voglio il tuo ritorno…

Y yo lo notara
Cuando llueve perfiles y casas que recuerdan
Será hermoso
Porque la alegría y el dolor de han el mismo gusto con usted
Ojalá que el tiempo de la noche vaya más rápido
Y todo lo que tienes de mí de repente no volver
Y quiero que el amor y la atención que usted sabe dar
Y quiero indiferencia si nada, quiero hacer daño ...
No sólo más memoria

Ahora quiero la espalda ...


Esa última estrofa hizo añicos las barreras que contenían todos sus sentimientos y las sensaciones amenazaron de inmediato con rebasarla como si fueran una avalancha que era incapaz de detener.


—Pedro para el auto por favor —pidió con la voz estrangulada.


—¿Te sientes bien? —inquirió volviéndose a mirarla y la angustia se apoderó de su ser al ver tanto dolor reflejado en Paula.


—Necesito bajar —negó con la cabeza mientras contenía su llanto.


—Pau ¿Qué tienes? —preguntó Diana también alarmada.


—¿Quieres que te lleve a un hospital? —indagó de nuevo bajando la velocidad, no entendía por qué se había puesto así.


—¡Solo detén el auto! —exclamó consciente que estaba quebrándose.


Pedro se orilló a un lado de la carretera y frenando de golpe para hacer lo que Paula le pedía, la vio prácticamente saltar del auto sin importarle los demás que circulaban en la vía y
dirigirse hacia una de las setas que bordeaba el camino. De inmediato salió del vehículo para ir tras ella y descubrir el motivo que la hizo ponerse de esa manera.










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