martes, 25 de agosto de 2015
CAPITULO 152
Al día siguiente cuando despertó estaba sola, Ignacio se había marchado sin despedirse, ni dejarle una nota como acostumbraba hacer cuando se iba y ella quedaba dormida, de inmediato supo que las cosas habían cambiado entre los dos, aunque él se haya mostrado casual ante su actitud de la noche anterior eso no la salvaba de que su novio haya sacado sus propias conclusiones al verla así.
Lo único que rogaba era que por lo menos no fuera a relacionar su depresión con Pedro porque estaba segura que si llegaba a buscarlo para exigirle una explicación, él podía decirle toda la verdad en venganza por su rechazo.
No tenía apetito, pero aun así desayunó prácticamente obligada por Rosa y después de eso se internó en su estudio, revisaba su celular cada cinco minutos a la espera de algún mensaje de Ignacio, le preocupaba mucho su silencio. Estaba por hacer una zanja en el piso si seguía caminando de un lugar a otro, pero no podía quedarse sentada como si su mundo no se estuviera cayendo, incluso se sintió tentaba a ir hasta la torre Howard Woodrow para buscarlo, pero le pareció arriesgado.
—Buenos días Pau… ¿Cómo amaneces? Te ves… —Jaqueline entró al estudio con una gran sonrisa, saludándola como siempre, pero en cuanto vio el semblante de su amiga supo que algo andaba mal.
—Hola, no es necesario que me lo digas sé que me veo fatal —dijo mostrando una mueca de desagrado, pues ya había visto los estragos de la noche anterior en su rostro esa mañana.
—¿Qué sucedió? Me voy un fin de semana Paula y te encuentro de esta manera —esbozó preocupada acercándose a ella.
—Pedro está aquí —decía pero la rubia no la dejó continuar.
—¡Aquí! Es decir… ¿En tu departamento? —inquirió entre emocionada y sorprendida.
—¡No! Claro que no, está aquí en Chicago… en realidad se está quedando en la torre, en los pisos del hotel —contestó con desgano.
—¡Vaya! El hombre es impresionante… seguirte hasta aquí, buscar tu dirección —pronunciaba intentando no mostrarse muy entusiasmada.
—Aún no sé cómo se enteró, quizás por algún portal de internet o por la gente de producción, el caso es que se presentó el domingo junto a Diana, al parecer se encontraron por “casualidad” en el vestíbulo —dijo.
—Yo creo en las casualidades, pero definitivamente no en ésta… ¿No habrá sido Di quien le dio tu dirección? —preguntó mirándola.
—No, no creo… igual ya no importa, seguramente se habrá marchado o lo hará pronto — respondió bajando la mirada al sentir una punzada de dolor en su pecho.
—¿Qué te hizo? —la interrogó sin poder esconder su molestia.
—No tiene caso Jackie… ya todo terminó, en realidad acabó desde el día en que dejé la Toscana, debo hacerme a esa idea y continuar con mi vida hasta ahora… el problema es que no sé qué sucederá con Ignacio después de lo de anoche —contestó conteniendo su llanto.
—¡Oh, por Dios! No me digas que se enteró de todo… que Franco Donatti es en realidad Pedro y Rendición es el romance que ustedes dos tuvieron años atrás —lanzó todo en una avalancha.
—No, tengo que agradecer que eso no haya ocurrido, o al menos eso creo… es que yo, fui tan estúpida Jaqueline, anoche me encontraba muy mal por la discusión que tuve con Pedro, fui a buscarlo a su habitación para exigirle que se alejará de Di porque la estaba usando a ella para acercarse a mí, pero ya sabes cómo es mi hermana, intenté persuadirla y perdí el tiempo, estaba empeñada en salir con él —pronunció caminando hacia el love seat blanco junto a la biblioteca.
—Querrás decir en acostarse con él —murmuró.
—Jackie, por favor… —la reprendió Paula.
—¿Qué? Por favor Pau, ambas sabemos lo liberal que es Diana, rompió el record de aventuras de tus dos hermanos juntos, tan solo tiene veintitrés años, pero te aseguro que ya ha tenido más sexo que yo en mis treinta —acotó tomando asiento junto a ella.
—Bueno, pero el culpable de esta situación es Pedro y no ella. Fui ayer para pedirle que terminara con este juego pero… —se interrumpió sonrojándose y desvió la mirada.
—¿Pero? —inquirió Jaqueline buscando sus ojos.
—No sé cómo demonios terminamos tumbados en el sofá besándonos —decía un tanto avergonzada.
—¡Tuviste sexo con él! —no era una pregunta, era una afirmación y la nota de felicidad en su voz no se pudo ocultar.
—¡No! Y no veo porqué tenga que alegrarte que algo así suceda, se supone que eres amiga de Ignacio —le reprochó pues le dolió lo rápido que había llegado a esa conclusión, ella sabía que odiaba las traiciones.
—Lo sé, lo siento es solo que… Paula aunque tú te empeñes en negarlo aún sigues enamorada de Pedro Alfonso, y sí puede que yo aprecie mucho a Ignacio, pero te quiero más a ti, por lo tanto todo aquello que a ti te haga feliz a mí también y sé que estar junto al italiano te hará feliz — explicó mirándola a los ojos.
—La felicidad que me puede dar Pedro es demasiado efímera Jackie, ayer me quedó muy claro y la verdad ya estoy cansada.
—Pau… mira, es lógico que ustedes tengan discusiones y terminen hiriéndose, ambos tienen demasiado guardado dentro de sus corazones, han pasado cuatro años llenándose de dudas y fantasmas, eso no es fácil de borrar en un par de semanas… solo necesitan un poco de tiempo para que las aguas regresen a su cauce, pero más que nada hablar con la verdad —dijo tomándole una mano mientras le sonreía.
—Ya no hay vuelta atrás Jaqueline, él esperaba que yo dejara todo de lado y me lanzara a sus brazos, que terminara con Ignacio… se enfureció porque recibí su llamada, me exigía que le contara todo. Yo no puedo hacer eso Jackie, no puedo lastimar a Ignacio de esa manera, no se lo merece — dijo con una mezcla de rabia y dolor.
—Al parecer la paciencia y la sutileza no son cualidades del señor Alfonso, tienes razón él debe ser consciente que tu relación con Ignacio no se puede acabar de la noche a la mañana, si de verdad desea recuperarte debe empezar por conquistarte de nuevo, no estar presionándote —comentó Jaqueline mirándola.
—Él sabe que odio que lo hagan, siempre se lo decía… pero es tan ¡Obstinado! Y ayer lo hizo tanto que terminé por quebrarme, ya no deseo verlo ni saber nada más, si toma la decisión de renunciar al papel será lo mejor, después de todo sería un infierno para mí enfrentarme a una situación como esa —mencionó y aunque ella en el fondo se sentía feliz de que él haya obtenido el papel, no sabía hasta dónde podría soportar tenerlo cerca de nuevo, ya que si se quedaba sería inevitable.
De esa manera continuaron con la conversación,Paula puso al día a Jaqueline de todo lo que había acontecido, desde la llegada de Pedro a ese lugar junto a Diana, su encuentro con Ignacio, el almuerzo en casa de sus padres y la incómoda situación con Nicolas, que para su mala suerte Jaqueline le terminó casi confirmando que ciertamente él debía saber algo, su hermano siempre había sido muy intuitivo y después de su ingreso a la academia militar mucho más.
Así llegó hasta la discusión del día anterior y apenas comenzó a decirle todas las palabras que mencionó Pedro las emociones la desbordaron uno vez más al recordar la actitud de él, no lograba entender aún porqué la trató así si se suponía que deseaba recuperarla. Terminó siendo consolada por Jaqueline una vez más que se quedó junto a ella e intentó animarla cuando la invitó a responder los miles de mensajes de sus seguidores, y aunque renuente en un principio porque la mayoría estaban relacionados con Pedro no le quedó más que hacerlo.
Algo que la preocupó pero no se lo hizo saber a Jaqueline porque sabía que ella sería la primera en poner el grito al cielo, era que todos sus lectores esperaban que estuviera en el rodaje de la película, al parecer confiaban más en ella que en el propio director, pero ya había decido que no iría, aunque debía notificar al equipo de producción del cambio pues ellos saldrían en cinco días.
Al caer la tarde ya no soportaba más la incertidumbre con relación a Ignacio, así que tomó su teléfono y marcó a su móvil, pero la llamada fue desviada al buzón de mensajes, lo intentó un par de veces obteniendo el mismo resultado, así que se decidió a llamar a su oficina. Su asistente le informó que había estado todo el día ocupado en reuniones y quizás por ello no la había llamado, pero que ella gustosamente le daría su mensaje en cuanto estuviera desocupado.
Paula se sintió bastante desconcertada por esa respuesta, Ignacio siempre tenía tiempo para una llamada o al menos un mensaje al día para ella, además que dejar su apartamento esa mañana sin avisar no era nada habitual en él. Se acercó al ventanal recordando lo que había sucedió la noche anterior y su angustia cada vez que se daba cuenta de lo evidente que había sido, tanto que él no quiso que ella le contara nada.
Quizás ya lo sabía todo, a lo mejor había llegado por sí solo a la conclusión y estaba tan decepcionado que no quería hablar con ella. Se llevó las manos al rostro para cubrir su vergüenza, lo de ellos no debía acabar así, aun podían luchar por su relación.
—No te sigas engañando Paula… y no sigas haciéndolo con él. Tienes que ser sincera y contarle todo, quizás si lo haces pueden encontrar una solución, pero debes decirle toda la verdad — se dijo.
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